Cartas al director

La columna de última

Comprendo que el contenido de la columna de la contraportada exíja una cierta dosis de frivolidad y de provocación más que de análisis o conjetura rigurosa, como si de una tertulia de café se tratara, pero en la que abundan, si bien con discreta sutileza, la moralina y el consejo edificante. Y a veces uno tiene la impresión de que esa necesidad de opinar cada poco sobre esto y aquello con cierta originalidad hace que ese pequeño número de colaboradores raye con lo esquizoide o con la versatilidad pruriginosa para poder salir airoso del lance.Uno de esos colaboradores, mi admirada Rosa Montero ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Comprendo que el contenido de la columna de la contraportada exíja una cierta dosis de frivolidad y de provocación más que de análisis o conjetura rigurosa, como si de una tertulia de café se tratara, pero en la que abundan, si bien con discreta sutileza, la moralina y el consejo edificante. Y a veces uno tiene la impresión de que esa necesidad de opinar cada poco sobre esto y aquello con cierta originalidad hace que ese pequeño número de colaboradores raye con lo esquizoide o con la versatilidad pruriginosa para poder salir airoso del lance.Uno de esos colaboradores, mi admirada Rosa Montero (a la que imagino exponente de una cierta mujer femenina y feminista), es la que con cierta asiduidad escribe sobre ellos-ellas en un auténtico monólogo de protagonista dubitativo. Tan pronto denuesta ciertas actitudes tradicionales como las contrarias, hasta el punto de que es difícil saber si tiene una posición firme al respecto, si variable o si realmente no la tiene.

Y aunque no es mi intención obligarla a definirse, sería al menos curioso imaginarla respondiendo a la clásica pregunta de test al uso: en sus relaciones personales, ¿con qué está de acuerdo?: ¿con el hombre-mujer pasivo, activo, ni pasivo ni activo o pasivo y activo(a), según cómo, en qué lugar y cuándo? Pero si no sabe responder no es necesario que conteste, y mucho menos (y aquí me permito yo el consejo) que acuda a sociólogos expertos y demás druidas, porque entonces el cruce de cables podrá terminar afectándole a su salud.- Inocencio Martínez.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En