Cartas al director

Concursos

¡Enhorabuena, señores! Realmente, están consiguiendo despistar a los ciudadanos de este país de los problemas calientes del Estado. De nuevo el panem el circensis vuelve a ser el método más eficaz para desviar la atención de un pueblo. Claro que ya no es el caso del pan y el circe, ni siquiera del fútbol, sino de los juegos millonarios y el culto a la vulgaridad-mediocridad televisiva.¿Qué reunión que se precie no incluirá entre sus temas de conversación el novelón familiar norteamericano de turno, los numeritos del sorteo del día o la suerte del concursante del concurso más reci...

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¡Enhorabuena, señores! Realmente, están consiguiendo despistar a los ciudadanos de este país de los problemas calientes del Estado. De nuevo el panem el circensis vuelve a ser el método más eficaz para desviar la atención de un pueblo. Claro que ya no es el caso del pan y el circe, ni siquiera del fútbol, sino de los juegos millonarios y el culto a la vulgaridad-mediocridad televisiva.¿Qué reunión que se precie no incluirá entre sus temas de conversación el novelón familiar norteamericano de turno, los numeritos del sorteo del día o la suerte del concursante del concurso más reciente?

Da vergúenza plantear algún tema tan supérficial como el paro (qué pesadez), las pensiones, la droga, la Seguridad Social, etcétera..., ante las disquisiciones y teorías sobre los líos falderos de Hotel, los furores genitales de Falcon Crest, la obsesión por las pruebas de paternidad de los Colby, Diñastía, etcétera.

Da reparo plantearle a los demás los planes de futuro que tenga uno al ver la ilusión con que se manejan los números de la lotería primitiva, lotería nacional, ONCE, quiniela, quiniela del descanso, quiniela hípica, sorteos extraordinarios de la lotería nacional, bonoloto... y lo que venga.

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Cómo hablar de la impresión que me ha producido cualquier testimonio personal si el protagonista del día será el que ganó un coche (o dos), millones, viajes, más coches... en el concurso del lunes, o del martes, o del miércoles..., o los del domingo, con su consabida y descarada publicidad gratuita. (Si así es la televisión pública, ¡Dios nos libre de las privadas!)

Añado a esto el fenómeno San Isidro-Ayuntamiento-macrofiestas-supergastos, embaucador de las masas juveniles (entre las que me encuentro) y el sostenimiento material de esos supervagos-parásitos de las revistas del corazón . Ya sólo falta que la Sabrina presente el telediario para que haya un cierto interés por las noticias del mundo.

Creo que los romanos estarían-muy orgullosos de este Gobierno tan eficaz en el despiste social de los problemas. Madrid.

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