Cartas al director

El cierre de Radio Caracola

Lo sé: no es noticia el cierre de Radio Caracola. Sólo desaparecerá una insignificante antena sobre un tejado de pizarra en una blanca casa aldeana de Andés, en la verde marina del occidente asturiano. Sus ondas lograban llegar hasta Burela, en la costa de Lugo, y trepaban modestamente por valles y ríos hasta las próximas laderas, donde todos los caseríos les abrían de par en par sus puertas. Nunca pretendieron llegar hasta la capital, pero desde Oviedo llegó su sentencia de muerte: un despiadado escrito, con la vieja jerga administrativa de las peores comisarías de los peores tiempos, "insta"...

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Lo sé: no es noticia el cierre de Radio Caracola. Sólo desaparecerá una insignificante antena sobre un tejado de pizarra en una blanca casa aldeana de Andés, en la verde marina del occidente asturiano. Sus ondas lograban llegar hasta Burela, en la costa de Lugo, y trepaban modestamente por valles y ríos hasta las próximas laderas, donde todos los caseríos les abrían de par en par sus puertas. Nunca pretendieron llegar hasta la capital, pero desde Oviedo llegó su sentencia de muerte: un despiadado escrito, con la vieja jerga administrativa de las peores comisarías de los peores tiempos, "insta" y amenaza con "apertura de expediente", "correspondiente inspección" y "sanciones muy graves hasta de 10 millones de pesetas" a un entusiasta grupo de jóvenes que durante cuatro años ha volcado desinteresadamente sus ahorros, sus tiempos libres y muchísima ilusión por llevar una palabra amiga, música, alegría, información y cultura a las gente s de estos pueblos y caseríos, donde nadie sabe explicarse por qué se persigue y silencia a una humilde radio que nació del pueblo y para el pueblo en un país que ha proclamado en su Constitución "reconocer y proteger" los derechos de todos a expresarse y comunicarse (artículo 20).No es noticia nacional, pero España también es una multitud de rincones como éste donde se está llevando a cabo, amparándose en no sé cuántos artículos de la ley de Ordenación de las Telecomunicaciones, una indiscriminada operación de acoso y derribo de antenas insignificantes como la de Radio Caracola-

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