La batalla por la presidencia de Chipre se decide hoy en una reñida segunda vuelta

La batalla por la presidencia de Chipre, que se decide hoy en su según da y última instancia, se presenta, como el pasado domingo, cerrada y polémica. El derechista Glafkos Clerides, de 68 años, y el independiente apoyado por los comunistas Georgios Vasiliu, de 56, no han respetado las promesas de mantener una confrontación limpia.

Ante la ausencia de diferencias significativas sobre la cuestión nacional (simbolizada por la partición de la isla desde la invasión turca de 1974), la campaña se centra en los aspectos ideológicos, en un enfrentamiento izquierda-derecha. Mientras, en ...

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La batalla por la presidencia de Chipre, que se decide hoy en su según da y última instancia, se presenta, como el pasado domingo, cerrada y polémica. El derechista Glafkos Clerides, de 68 años, y el independiente apoyado por los comunistas Georgios Vasiliu, de 56, no han respetado las promesas de mantener una confrontación limpia.

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Ante la ausencia de diferencias significativas sobre la cuestión nacional (simbolizada por la partición de la isla desde la invasión turca de 1974), la campaña se centra en los aspectos ideológicos, en un enfrentamiento izquierda-derecha. Mientras, en la autoproclamada república turca de Chipre del norte (Tron, reconocida sólo por Ankara), su máximo dirigente, Rauf Denktash, se muestra abierto al diálogo con el futuro presidente, pero recuerda que los chipriotas eligen sólo a su líder, no al jefe de Estado de todo Chipre.El pasado martes, en la ciudad costera de Pafos, una de las plazas fuertes del todavía presidente, el centroderechista Spyros Kryprianu, más de 2.000 personas se manifestaron ante la sede del partido de éste, el Diko, para exigir que no apoyase a Clerides. Dos días más tarde, unos 300 simpatizantes de la EOK (la organización extremista que luchó contra el dominio británico y que siempre ha perseguido la enosis, la unión con Grecia) exigían lo contrario ante el palacio presidencial, en Nicosia.

Ambos incidentes son significativos, porque afectan a un sector del electorado que va a decidir quién será el nuevo jefe de Estado del único Estado chipriota que reconoce como legítimo la comunidad internacional. Hace siete días, Clerides quedó en cabeza con el 33,34%. Seguido por Vasiliu, con el 30,09%.. Kypriami pisó los talones a este último, con el 27,29%.El resultado de los numerosos contactos mantenidos en los primeros días de esta semana fue que Lisarides apoyara a Vasiliu, para el que pide abiertamente el voto, y el mensaje de Kyprianu a sus partidarios para que actúen en conciencia, sin dar ninguna indicación precisa.

En manos del Diko

La suerte de la elección está, por tanto, en manos de los votantes del Diko, una formación sin sólida estructura interna, cuya supervivencia, una vez fuera del poder, se verá seriamente comprometida. Algunos miembros del Gobiernoapuestan claramente por Clerides. Pero en tomo a Kyprianu se han apiñado en los últimos 10 años muchos hombres sin partido, cuya ideología fundamental es el nacionalismo independiente que inspiró el mítico arzobispo Makarios, considerado generalmente como el padre de la patria. Y estos votos no pueden ir, de ninguna manera, al saco de Clerides.En su debate televisado, el jueves por la noche, Vasiliu y Clerides mostraron que sus diferencias sobre la cuestión chipriota son mínimas. Ambos tienen el objetivo de reunificar la isla partiendo de la fórmula elaborada ya en el pasado, con la mediación de la ONU, una república federal con dos comunidades, dos zonas y dos Estados, pero con un solo Gobierno central. Los dos candidatos grecochipriotas exigen adecuadas garantías internacionales, la implantación de las tres libertades (de movimiento, de establecimiento y de propiedad) y la retirada de los colonos y las tropas turcas de la isla.

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La táctica sería, sin embargo, diferente. Clerides propone formar un Gobierno de unión nacional, en el que estén representados todos los partidos. Vasiliu promete un Gabinete con hombres o mujeres de todas las ideologías, pero de ningún partido (ni siquiera el comunista), junto a la resurrección de un consejo nacional (éste, sí, con todas las fuerzas políticas), que se ocuparía exclusivamente de elaborar una política conjunta para resolver el problema nacional.

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