Cartas al director

La reforma de la bolsa

Resulta demencial el riesgo constante a que estamos sometidos los pequeños inversores que acudimos a las sesiones bursátiles. A raíz del crash pendemos de un trapecio sin red de seguridad, entre constantes contradicciones y rumores que generan confusión, y que larnentablemente han convertido nuestras bolsas en sucursales de las de Wall Street o Tokio.

Estamos a su merced, y nuestro mercado de valores, está bailando al son que los dos grandes le marcan, con dispares y rápidas fluctuaciones, que un día hacen subir un 20% casi todos. los valores y al siguiente n...

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Resulta demencial el riesgo constante a que estamos sometidos los pequeños inversores que acudimos a las sesiones bursátiles. A raíz del crash pendemos de un trapecio sin red de seguridad, entre constantes contradicciones y rumores que generan confusión, y que larnentablemente han convertido nuestras bolsas en sucursales de las de Wall Street o Tokio.

Estamos a su merced, y nuestro mercado de valores, está bailando al son que los dos grandes le marcan, con dispares y rápidas fluctuaciones, que un día hacen subir un 20% casi todos. los valores y al siguiente nos invaden grandes cantidades de papel. Todo ello desconcertante y sumamente peligroso.

Con la pérdida de nuestra propia personalidad bursátil, de un tiempo a esta parte han surgido una gran cantidad de técnicos, analistas o asesores, que con sus continuas inequívocas predicciones o sus manifestaciones pesimistas a destiempo motivan desalientos y se convierten en detractores de nuestros parqués, ya de por sí desacreditados.

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Sólo nos queda esperar que el proyecto de reforma de la bolsa sea equilibrado, que evite la centralización, unifique los cambios en los cuatro mercados y elimine tanto arbitraje.-

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