Cartas al director

Mediocridad

Desde hace algún tiempo venía yo buscando el modo de arrojar de mí el insidioso fantasma de la mediocridad. No se me ocurría nada al respecto, ésa es la verdad, y así hubieran seguido las cosas, quizá indefinidamente, de no haber sido por la reveladora lectura de una carta aparecida en esta sección el día 9 de febrero. En ella, don J. Jorge Carbonero, con la excusa del comentario a un comentario de Fernando Savater, aprovechaba para automarginarse de la "mediocridad generalizada" imperante "en la sociedad actual", lugar común que al parecer le servía como punto de referencia, a modo de suelo s...

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Desde hace algún tiempo venía yo buscando el modo de arrojar de mí el insidioso fantasma de la mediocridad. No se me ocurría nada al respecto, ésa es la verdad, y así hubieran seguido las cosas, quizá indefinidamente, de no haber sido por la reveladora lectura de una carta aparecida en esta sección el día 9 de febrero. En ella, don J. Jorge Carbonero, con la excusa del comentario a un comentario de Fernando Savater, aprovechaba para automarginarse de la "mediocridad generalizada" imperante "en la sociedad actual", lugar común que al parecer le servía como punto de referencia, a modo de suelo sobre el cual elevarse y descollar.El modo es éste: podría usted reservar en esta misma sección una lista de espera para escritos inteligentes. Esto serviría tanto para redención de mediocres como para pública presentación de destacados. En principio no se exigiría mucho, bastaría con tomar prestadas algunas citas a Protágoras, Kant, Nietzsche y otros. Por algo se empieza.-

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