Cartas al director

Matrimonio civil

Permítame utilizar la sección de los lectores para canalizar mis observaciones ante algo que creo muy injusto y que no costaría mucho rectificar para el bien de todos. El 29 de diciembre de 1987, el funcionario que ha seguido la tramitación del expediente de nuestro matrimonio civil nos informaba que las ceremonias sólo se celebran de lunes a viernes, de nueve de la mañana a una de la tarde.Para nosotros, esto era algo más que una contrariedad; necesitábamos casarnos un sábado para facilitar a nuestros invitados, que deben venir de Italia y de otras ciudades españolas, que puedan asistir, así ...

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Permítame utilizar la sección de los lectores para canalizar mis observaciones ante algo que creo muy injusto y que no costaría mucho rectificar para el bien de todos. El 29 de diciembre de 1987, el funcionario que ha seguido la tramitación del expediente de nuestro matrimonio civil nos informaba que las ceremonias sólo se celebran de lunes a viernes, de nueve de la mañana a una de la tarde.Para nosotros, esto era algo más que una contrariedad; necesitábamos casarnos un sábado para facilitar a nuestros invitados, que deben venir de Italia y de otras ciudades españolas, que puedan asistir, así como a los que no pueden disfrutar de permisos laborales. Resignadamente, optamos por el viernes como mal menor, pero los viernes que nos interesaban estaban, obviamente, saturados de ceremonias porque, como nosotros, casi todas las parejas se ven obligadas a optar por el viernes a falta de sábados y domingos. Paradójicamente, nos casaremos un insulso e inconveniente lunes sólo porque están todos libres y al lado del 'domingo. De haberlo sabido con tiempo, hubiéramos elegido la forma religiosa, y con ella el día y la hora más convenientes para nosotros, como lógicamente harán tantas parejas ante esta situación. En consecuencia, de este modo sutil, pero efectivo, se potencia la forma religiosa del matrimonio, en detrimento de la civil. Creo justificadísima una reforma en el Registro Civil que promueva la igualdad de condiciones para ambas formas de matrimonio y no se produzca la bochornosa, humillante y anticonstitucional excepción -en aras de la "discreción deseada por los contrayentes" (Preysler-Boyer)- aplicada a las minorías privilegiadas de nuestra sociedad.

¿No somos todos los españoles iguales ante la ley? ¿Qué españoles? ¿Qué ley? ¿Es que no hubiera sido igualmente discreto que la señora Preysler y el señor Boyer se casaran el lunes 4 a la misma hora, que seguro estaba libre? Discreto sí, pero, como las demás parejas, también ellos prefieren el sábado. ¡Enhorabuena!, lo han conseguido.-

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