CAMPEONATO MUNDIAL DE AJEDREZ

Ya no caben más

"Hemos vendido 800 entradas suplementarias que sólo dan derecho a estar en el Casino de la Exposición y todavía hay gente fuera. Pero es que ya no caben más". Así se expresaba ayer Rafael Cid, vicepresidente del Comité Organizador del Campeonato Mundial de Ajedrez, emocionado tras comprobar que la vigésimoprimera partida había atraído a más de 2.000 personas. Muchas se desplazaron a Sevilla, aprovechando el puente, con el exclusivo fin de ver a Kasparov y Karpov.Cuando llegaron al teatro Lope de Vega, escoltados por motoristas, ambos ajedrecistas soviéticos debieron de pensar que estaba...

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"Hemos vendido 800 entradas suplementarias que sólo dan derecho a estar en el Casino de la Exposición y todavía hay gente fuera. Pero es que ya no caben más". Así se expresaba ayer Rafael Cid, vicepresidente del Comité Organizador del Campeonato Mundial de Ajedrez, emocionado tras comprobar que la vigésimoprimera partida había atraído a más de 2.000 personas. Muchas se desplazaron a Sevilla, aprovechando el puente, con el exclusivo fin de ver a Kasparov y Karpov.Cuando llegaron al teatro Lope de Vega, escoltados por motoristas, ambos ajedrecistas soviéticos debieron de pensar que estaban en su país, dada la multitud que aguardaba para aclamarlos. "A mí lo que me gusta en realidad es jugar. Pero esto ya es demasiado. No podía perdérmelo. Hay que ver cómo luchan los tíos", comentaba un aficionado de Huesca.

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Maia, Impresionada

En el interior era difícil moverse. Normalmente, el patio de butacas suele llenarse al comienzo del juego y vaciarse después porque los espectadores prefieren estar en la rotonda del Casino. Pero ayer todo estaba repleto. Grupos de alumnos con su profesor, familias enteras y aficionados de todas las edades eran partícipes de una euforia colectiva, aunque sólo 200 privilegiados habían conseguido un auricular para seguir los comentarios de los soviéticos Maia Chiburdanidze, campeona del mundo, y Vasili Smyslov, ex campeón.

Cuando subió al estrado, la jugadora georgiana tuvo problemas para vencer la timidez e iniciar su actuación. Después reconoció: "Estaba muy impresionada. He venido otras veces a España, pero no esperaba encontrar un ambiente así. Incluso los niños me atendían con absoluta concentración". En el puesto de venta de libros, el encargado facilitó un dato muy significativo: "Hace días se agotaron los tableros más baratos y la fábrica tiene muchos problemas para reponerlos. Esto es un bombazo como el de Fischer y Spasski en 1972".

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