Cartas al director

Cicciolina

A llona Staller no la dejan entrar en el Congreso de los Diputados por ser la única -o casi- política coherente del mundo occidental, esto es, por cumplir a rajatabla el programa electoral por el que fue votada. Cicciolina prometió batallar a favor de la libertad sexual y arremeter contra el armamentismo y las barbaridades ecológicas, entre otras cosas, y eso es justamente lo que está haciendo... a su manera.Es curioso comprobar cómo los paladines de la democracia formal, esa misma que otros toleramos como mal menor (no en vano hemos vivido anteayer, como quien dice, una experiencia indeleble)...

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A llona Staller no la dejan entrar en el Congreso de los Diputados por ser la única -o casi- política coherente del mundo occidental, esto es, por cumplir a rajatabla el programa electoral por el que fue votada. Cicciolina prometió batallar a favor de la libertad sexual y arremeter contra el armamentismo y las barbaridades ecológicas, entre otras cosas, y eso es justamente lo que está haciendo... a su manera.Es curioso comprobar cómo los paladines de la democracia formal, esa misma que otros toleramos como mal menor (no en vano hemos vivido anteayer, como quien dice, una experiencia indeleble), por considerarla poco representativa, nada imaginativa y muy sacralizadora de ciertos privilegios (tanto como poco deferente o despreciadora en relación a ciertos sacrificios, sobre los que nos sustetamos todos), se rasgan las vestiduras al constatar el resultado lógico del juego que ellos mismos propugnan, resultado que no es otro que la puesta de largo parlamentaria de actitudes y puntos de vista distintos, incluso irreconciliables con aquellos que patrocinamos. ¡Quieren repartir las cartas y ganar seguro! Curioso también que un reticente se vea en el caso de recordar algo tan elemental a sus señorías.

Se achaca a la onorevole de la cicca "que su pretensión es la de promocionar una actividad comercial". Puede que así sea, pero Leopoldo Torres debe saber que semejantes acusaciones hay que respaldarlas con pruebas. A cambio, ¿cuáles son las pretensiones de más de un padre de la patria que, gracias a su condición de tal, ha lanzado su empresa, vendido libros, otorgado prebendas, salido en las revistas menos edificantes del país, etcétera?

Propongo un entretenimiento: procédase a contrastar las cuentas corrientes de nuestros legisladores antes y después de su paso por los escaños de turno. ¿Habría sorpresas?

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Finalmente, uno no entiende a qué vienen tantos escrúpulos de repente a la hora de aceptar visitas en el altar de la patria. Si lo pisan o han pisado y repatean traficantes de armas, partidarios por activa o por pasiva de la violencia (pena de muerte incluida) y todo tipo de ralea que, por repelente que resulte, ha sido elegida legítimamente con votos mondos y lirondos, no encuentro motivo para darle tanta publicidad a una melosa aburrible que aprovecha cualquier ocasión para sacar sus tetas a relucir. Para escándalo, y vergonzante, lo que le han preparado a Cristina Almeida.-

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