EL SORTEO DE LA 'MILI'

El destino de la 'mili' de 254.074 jóvenes se conoció por sorteo único celebrado en Madrid

Un total de 254.074 jóvenes, en su mayoría nacidos en 1969, pasaron ayer la jornada pendientes de las noticias difundidas por los medios de comunicación para saber cuál era el destino que les había correspondido para cumplir el servicio militar. La fecha del 26 de agosto -extraída por un mozo de un bombo con 366 bolas- fue la clave que decidió dónde harán la mili esos jóvenes. Un total de 22.979 mozos -los nacidos en fechas inmediatamente posteriores a esa fecha, con independencia del año concreto en que nacieron- integró el llamado cupo de excedentes, es decir, que se libraron de cumplir el s...

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Un total de 254.074 jóvenes, en su mayoría nacidos en 1969, pasaron ayer la jornada pendientes de las noticias difundidas por los medios de comunicación para saber cuál era el destino que les había correspondido para cumplir el servicio militar. La fecha del 26 de agosto -extraída por un mozo de un bombo con 366 bolas- fue la clave que decidió dónde harán la mili esos jóvenes. Un total de 22.979 mozos -los nacidos en fechas inmediatamente posteriores a esa fecha, con independencia del año concreto en que nacieron- integró el llamado cupo de excedentes, es decir, que se libraron de cumplir el servicio militar.

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El sorteo, por primera vez único para toda España, se celebró en un salón del Palacio de Congresos de Madrid, y fue presidido por el subsecretario del Ministerio de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra, acompañado por el director general de Personal, José Enrique Sánchez; los responsables de personal de los tres ejércitos, y el interventor general de la Defensa, general Luis Ignacio Sagandía, quien actuó como notario del acto y llevaba el nuevo uniforme de su cuerpo, de color verde oliva, muy similar al de los militares estadounidenses del Ejército de Tierra.La llegada al palacio, poco antes de las once de la mañana, de las autoridades civiles y militares, especialmente las de estas últimas, fue seguida por numerosos silbidos, gritos de protesta, bocinazos y aislados insultos procedentes del grupo de un millar de jóvenes apostados junto al edificio para conocer su suerte o su escasa fortuna.

Entre el grupo, sometido a una fuerte vigilancia de unidades antidisturbios de la Policía Nacional, numerosos jóvenes enarbolaban decenas de banderas nacionales -al menos dos de ellas con el escudo preconstitucional- y exhibían alguna pancarta con el lema "Mili no" y "Desobediencia". Numerosas litronas -botellas grandes de cerveza- y bocadillos pasaban de mano en mano entre los muchachos, que no cesaban de protestar porque no les era permitido el acceso al palacio, mientras observaban que sí pasaban al interior varias chicas que participaban en un certamen de peluquería.

Ya en el interior del palacio, y poco después de las once de la mañana, se inició la ceremonia del sorteo, con la sola presencia de representantes del Ministerio de Defensa y periodistas. Introducidas las bolas para el sorteo, desde la mesa se preguntó: "¿Alguien del público desea hacer una comprobación?". Y a continuación: "¿Alguien de la sala quiere extraer la bola". Un joven avanzó inmediatamente y realizó la operación. "¿Quién es ése?", se preguntaban los periodistas. Era Virgilio Cotelo, uno de los mozos sorteados, que había sido contactado previamente -"uno tiene sus enchufillos", comentó después- para efectuar semejante operación.

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Cotelo, madrileño de 22 años, a quien le correspondió hacer la mili en Baleares, dijo después a los periodistas que el servicio militar "es algo que hay que hacer", pero que si un mozo resulta integrado entre los excedentes de cupo "es mucho mejor".

Una vez extraída la bola, los servicios del Ministerio de Defensa pusieron a disposición de los periodistas en muy escasos minutos los resultados del sorteo. Sólo una hora más tarde estaban ya preparadas para su distribución las listas íntegras, por orden alfabético, de todos los mozos sorteados, junto con sus destinos, números de carné de identidad y llamamiento concreto que les ha correspondido.

Este despliegue de medios fue posible debido a que el Ministerio de Defensa contrató para esa misión los servicios de la multinacional IBM, en cuya sede central de Madrid, situada en el paseo de la Castellana, se efectuaron los listados que, en parte, eran recibidos en terminales en el palacio de Congresos. De esta forma, algunos soldados repartieron listas de Madrid poco después del sorteo entre los centenares de jóvenes congregados frente al Palacio de Congresos.

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