Reportaje:

La emperatriz y la concubina

China es un país que, como sus antiguos emperadores, tiene una esposa legal y varias concubinas. La consorte imperial es el comunismo, con el que se casó en 1949. Es la esposa del Este. Pero, como ocurrió en el matrimonio del emperador Hsien Feng (18511856) con Tzu An, esta unión no ha tenido descendencia.Aquélla, entre las concubinas, que consiguiera concebir un heredero pasaba automáticamente a ser la segunda consorte, la llamada esposa del Oeste. Aparte de ser atractiva y ambiciosa, esta concubina debía hacer gala de sus dotes cantarinas para que el emperador la invitara a yac...

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China es un país que, como sus antiguos emperadores, tiene una esposa legal y varias concubinas. La consorte imperial es el comunismo, con el que se casó en 1949. Es la esposa del Este. Pero, como ocurrió en el matrimonio del emperador Hsien Feng (18511856) con Tzu An, esta unión no ha tenido descendencia.Aquélla, entre las concubinas, que consiguiera concebir un heredero pasaba automáticamente a ser la segunda consorte, la llamada esposa del Oeste. Aparte de ser atractiva y ambiciosa, esta concubina debía hacer gala de sus dotes cantarinas para que el emperador la invitara a yacer con él. Así ocurrió, cuando tenía 21 años, con la joven que después pasaría a ser la sanguinaria regente Tzu Hsi, un personaje turbulento que mantuvo en jaque al país durante 48 años.

El tentador capitalismo es, según este cuento, la joven que consiguió que el emperador le abriera de par en par las puertas de sus aposentos, al igual que China está haciendo con Occidente a través de su kaifang.

La concubina o feizi principal, la esposa del Oeste, está imponiendo su ley en el viejo imperio del centro, paso a paso, mediante prácticas un tanto ajenas al protocolo que debería reinar en un país que pretende desembocar en el comunismo.

El anciano deng laoban (el amo Deng) -así le llaman familiarmente los chinos a su respetado y viejo líder, Deng Xiaoping- lleva años flirteando con las virtudes occidentales y el país está a punto de sucumbir a los encantos del baile nupcial emprendido por el capital extranjero y la iniciativa privada.

Pero esta vez, al contrario que ocurrió entre la emperatriz Tzu An y la concubina Tzu Hsi, ambas consortes han decidido, al menos de momento, velar conjuntamente por la salud del heredero y prepararle el terreno para que cuando alcance su mayoría de edad, en el umbral del siglo XXI, China empiece a recuperar el esplendor de antaño, cuando el imperio ignoraba que su futuro sería una amalgama de socialismo y capitalismo.

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China, inventora por naturaleza, está a punto de patentar la alianza entre la esposa del Este y la esposa del oeste. El XIII Congreso del PCCh que hoy concluye en Pekín sellará la paz entre la emperatriz y la avispada concubina.

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