NECROLÓGICAS

Américo Thomaz, ex presidente de Portugal

Ayer murió en Lisboa, a los 92 años, el almirante Américo de Deus Rodrigues Thomaz, último jefe de Estado de la dictadura portuguesa, a la que puso fin la revolución del 25 de abril de 1974. Desde que llegó al poder, en 1928, Oliveira Salazar siempre concentró todos los poderes en la presidencia del Gobierno, cargo que ejerció hasta su muerte, y el papel de los sucesivos presidentes de la república era meramente honorífico.Las elecciones presidenciales, de siete en siete años, eran las únicas que se celebraron en Portugal durante cerca de medio siglo; eran una parodia destinada a dar una f...

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Ayer murió en Lisboa, a los 92 años, el almirante Américo de Deus Rodrigues Thomaz, último jefe de Estado de la dictadura portuguesa, a la que puso fin la revolución del 25 de abril de 1974. Desde que llegó al poder, en 1928, Oliveira Salazar siempre concentró todos los poderes en la presidencia del Gobierno, cargo que ejerció hasta su muerte, y el papel de los sucesivos presidentes de la república era meramente honorífico.Las elecciones presidenciales, de siete en siete años, eran las únicas que se celebraron en Portugal durante cerca de medio siglo; eran una parodia destinada a dar una fachada democrática mínima el régimen, y el fraude sistemático y la falta de libertad política condenaban de antemano al fracaso las candidaturas de la oposición.

La primera elección de Américo Thomaz, en 1958, fue la más atubulada para el oficialismo, porque la oposición había encontrado en el general Humberto Delgado, ex jerarca del régimen, un candidato capaz de desafiar al viejo dictador sobre su propio terreno.

Humberto Delgado, que sería asesinado 10 años más tarde en España, cerca de Badajoz, por la polocía política salazarista, sostuvo siempre que había sido el vencedor de los comicios de 1958, y el susto fue suficiente para convencer a Salazar de acabar con la elección del jefe del Estado por sufragio directo: candidato único del único partido tolerado. Thomaz fue reelegido en 1965 y en 1972 por los diputados de la Asamblea Nacional.

Personaje mediocre, Américo Thomaz fue durante años pretexto para una infinidad de chistes y anécdotas que circulaban en los medios oposicionistas. Después de la muerte de Salazar, cuando el nuevo primer ministro, Marcelo Caetano, intentó una tímida apertura democrática, Américo Thomaz fue incapaz de desempeñar el papel de líder de la reacción ultraderechista que pretendieron atribuirle los adversarios de la primavera marcelista y no consiguió reunir el valor necesario para destituir a Caetano.

El desprecio general hacia el jefe del Estado era tan grande que los militares sublevados el 25 de abril de 1974 se olvidaron por completo de Thomaz, que permaneció en el palacio de Belém, y sólo fue detenido horas después de la rendición de Marcelo Caetano y de su Gobierno. Desterrado en la isla de Madeira, Thomaz fue autorizado por Antonio de Spinola, presidente de la primera Junta Militar, a exiliarse en el Brasil.

Permaneció en Sáo Paulo hasta que el presidente Antonio Ramalho Eanes le autorizó a regresar a Portugal, en 1978, por motivos humanitarios. Nunca fue juzgado, como tampoco ninguno de los altos dignatarios del Estado novo, y desde 1980 recibía una pensión del Estado portugués. El jefe del Estado Mayor de la Armada portuguesa llegó a proponer la reintegración del almirante Thomaz en la Marina, de la que había sido expulsado en 1975, pero la medida no se llevó a cabo.

Desde su vuelta, Américo Thomaz llevaba una vida muy retirada y discreta, limitándose a aparecer en público con ocasión de las misas de sufragio que todos los años un número cada vez más reducido de nostálgicos del anterior régimen mandaba celebrar por el aniversario de la muerte de Salazar. El libro de memorias que publicó hace cerca de un año, lejos de contribuir a su rehabilitación, fue pretexto para recordar la ridiculez del personaje.

La noticia de la muerte del último presidente del Estado novo no suscitó reacciones ni muchos comentarios. El funeral se realiza hoy en Lisboa, y el actual presidente, Mario Soares, anunció que se haría representar.

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