Jorge Adrada

Un español estimula en Nairobi la vuelta de los africanos a África

Para luchar contra el subdesarrollo son tan importantes el dinero y los medios técnicos como los cerebros -profesionales cualificados- que sepan administrar esos instrumentos. En el continente africano, donde la escasez es la clave de todo, los Gobiernos africanos se han lanzado al acopio y promoción de su propio capital humano. Un español, Jorge Adrada, dirige en Nairobi (Kenia) un importante frente de esta lucha contra la dependencia económica: el de la vuelta de los talentos africanos a sus países de origen.

Africanos para África es el lema de Jorge Adrada, gaditano, de 55 año...

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Para luchar contra el subdesarrollo son tan importantes el dinero y los medios técnicos como los cerebros -profesionales cualificados- que sepan administrar esos instrumentos. En el continente africano, donde la escasez es la clave de todo, los Gobiernos africanos se han lanzado al acopio y promoción de su propio capital humano. Un español, Jorge Adrada, dirige en Nairobi (Kenia) un importante frente de esta lucha contra la dependencia económica: el de la vuelta de los talentos africanos a sus países de origen.

Africanos para África es el lema de Jorge Adrada, gaditano, de 55 años, casado y con tres hijos Adrada representa en Nairobi al Comité Intergubernamental para las Migraciones, una organización con sede en Ginebra que desarrolla una serie de programas para estimular la vuelta a sus países de aquellos profesionales africanos que por circunstancias económicas o políticas viven en el extranjero.Con ello alude a otro lema más conocido, África para los africanos, que recorrió como un grito de guerra el continente negro desde que a finales de los años cincuenta tomó el camino de la descolonización. Pero tras la euforia de los primeros momentos las jóvenes Administraciones africanas toparon con un grave obstáculo para su desarrollo económico: no contaban con profesionales suficientes para reemplazar los cuadros blancos coloniales que hasta entonces habían dirigido sus destinos.

"El desarrollo industrial que acaba de irrumpir en el continente requiere profesiones y especializaciones nuevas para sus contextos culturales y sociales", explica Adrada. "Hacer frente a esta demanda de mano de obra -principalmente técnicos, profesores, investigadores, altos administrativos, contables- exige una preparación que forzosamente pasa por centros extranjeros", añade.

Se trata de una cuantiosa inversión a largo plazo que, dadas las limitaciones de las pobres economías africanas, depende principalmente de la concesión de becas por parte de Gobiernos amigos y entidades internacionales.

Cuando por fin llega el momento de que vuelvan a sus países para poner en práctica sus conocimientos, un nuevo peligro acecha con la resistencia de los jóvenes profesionales a retomar. "Se calcula que el 60% de los estudiantes kenianos que disfrutan de becas de estudio en EE UU se queda en este país al terminar sus carreras, alentados por mejores perspectivas de promoción profesional y económica", afirma Adrada. Los índices de fugas son aún mayores en aquellos países donde las guerras civiles, las sequías o la inestabilidad política estimulan el éxodo de refugiados.

"Sin embargo", afirma Adrada, "la cuestión salarial es relativa: lo peor es el temor a volver a un mundo y unas tradiciones con las que, tras años de permanencia en el extranjero, han roto". Por ello, la asistencia psicológica se plantea como uno de los puntos claves del programa de Adrada. "Esas ideas nuevas que estos jóvenes traen a su vuelta, y que a menudo suscitan el recelo de los suyos, no sólo pueden contribuir a la mejora de la gestión económica, sino al fin de uno de los grandes males africanos: el tribalismo".

Paciencia no le falta a este andaluz que en su tiempo libre practica al piano su pasión por la música. Su gran satisfacción es haber logrado hasta el momento la recuperación de 500 profesionales africanos.

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