Francese Vilardell Viñas

Médico del Papa, elegido presidente del Consejo Internacional de Organizaciones Médicas

Nació predestinado. Hijo y sobrino de médicos, recuerda que de pequeño jugaba con un estetoscopio de plástico. Ahora lleva el fonendo en el bolsillo de su bata. Se llama Francesc Wardell Viñas, de 61 años. Es especialista en patología digestiva y, como tal, fue uno de los cuatro médicos internacionales que atendieron a Juan Pablo II cuando sufrió el atentado perpetrado por el turco Alí Agca, en 1981. Su currículo acaba de ampliarse. Es el primer español que preside el Consejo Internacional de Organizaciones Médicas (CIOMS), cargo desde el que piensa profundizar en la ética de los médicos.
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Nació predestinado. Hijo y sobrino de médicos, recuerda que de pequeño jugaba con un estetoscopio de plástico. Ahora lleva el fonendo en el bolsillo de su bata. Se llama Francesc Wardell Viñas, de 61 años. Es especialista en patología digestiva y, como tal, fue uno de los cuatro médicos internacionales que atendieron a Juan Pablo II cuando sufrió el atentado perpetrado por el turco Alí Agca, en 1981. Su currículo acaba de ampliarse. Es el primer español que preside el Consejo Internacional de Organizaciones Médicas (CIOMS), cargo desde el que piensa profundizar en la ética de los médicos.

Francesc Vilardell lamenta que su profesión haya perdido la tradición del juramento hipocrático. Su promoción, la de 1949, fue una de las últimas que prometió, al recibir la licenciatura, procurar el bien a sus enfermos siempre y no hacer nada que pudiera perjudicarles". Vilardell, jefe del servicio de Patalogía Digestiva del hospital de Sant Pau, de Barcelona, desde 1963, considera que los médicos no tienen derecho a la huelga, "porque se rompe el contrato moral con los enfermos". Entiende, sin embargo, que algunos de sus colegas aprobaran esta vía de presión para conseguir un diálogo con la Administración.Católico practicante, ha hecho de su profesión un sacerdocio que no ha dejado de cultivar desde que, en 1962, concluyó, en la universidad de Pensilvania (Estados Unidos), su tesis doctoral sobre el diagnóstico del cáncer de estómago. La ética médica parece ser su cruz. Y la ciencia, su cara. Un anverso y un reverso que pueden cruzarse, a su juicio, en la moral de algunos médicos. "Entiendo", dice Vilardell, "que haya compañeros que se nieguen a practicar un aborto contemplado en los supuestos despenalizados porque la Iglesia católica considera al feto como a un ser humano". El nuevo presidente del CIOMS, organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Unesco, que elabora informes sobre asuntos médicos para la Organizacíón de las Naciones Unidas (ONU), piensa aprovechar su cargo para profundizar en la ética médica, y necesariamente encontrará puntos de fricción con los avances de la ciencia. Dos conceptos que, asegura, .no están en contradicción, pero que levantan fronteras en ocasiones insalvables".

Francesc Vilardell piensa abordar con los miembros de las 70 especialidades médicas integradas en el CIOMS los avances registrados "en la ingeniería genética, el concepto genético de la persona, la procreación y la inseminación artificial". "Puede llegar un momento", sostiene, "que estos avances generen excesos hoy imprevisibles". Y, en ese sentido, advierte que los genes pueden manipularse en probetas "de forma que llegue a ser producida una persona que no haya sido concebida".

La ciencia contra la ética del doctor Vilardell. "Como ocurre en algunos países orientales, como en la India, donde los trasplantes han creado un comercio de órganos". Una circunstancia, un mercado, que piensa combatir desde su nuevo cargo. Su programa, para un mandato que finalizará en 1990, es su cruz. La ética.

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