LAS ELECCIONES DEL 10 DE JUNIO

Virtudes y vicios del Parlamento de Estrasburgo

J. R. ENVIADO ESPECIAL Dieciséis meses en la Cámara de Estrasburgo han sido, para muchos eurodiputados españoles, un tiempo de desconcierto y adaptación a un mecanismo operativo y unas funciones muy atípicas si se comparan con las de un Parlamento nacional. Ha sido la época de "conocer la casa", según Juan María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra y miembro del grupo Arco Iris. "El aprendizaje ha sido duro y me sorprende lo bien que lo han hecho los españoles y su capacidad de reconversión", dice el eurodiputado socialista Xavier Rubert de Ventós.

Los españoles se han adaptado a...

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J. R. ENVIADO ESPECIAL Dieciséis meses en la Cámara de Estrasburgo han sido, para muchos eurodiputados españoles, un tiempo de desconcierto y adaptación a un mecanismo operativo y unas funciones muy atípicas si se comparan con las de un Parlamento nacional. Ha sido la época de "conocer la casa", según Juan María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra y miembro del grupo Arco Iris. "El aprendizaje ha sido duro y me sorprende lo bien que lo han hecho los españoles y su capacidad de reconversión", dice el eurodiputado socialista Xavier Rubert de Ventós.

Los españoles se han adaptado a las virtudes y también a los vicios de funcionamiento de la Cámara de Estrasburgo, señalan distintos observadores. Muchas de las virtudes provienen de las mismas condiciones en que se negoció la adhesión de España a la CE. "Los griegos, por ejemplo, ahora quieren renegociarlo todo y los portugueses están trabajando menos que nosotros", indica un parlamentario socialista. Pero también ha existido una adecuación al procedimiento y a la tendencia endogámica de Estrasburgo. "A la que te descuidas", añade el mismo parlamentario, puedes trabajar mucho para nada". "Los españoles también han caído en la burocracia enorme de este Parlamento y en no ir al fondo de las discusiones, permaneciendo en cuestiones de régimen y procedimiento".

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El europeo es, además, un Parlamento enormemente individualista en el trabajo de los diputados, a diferencia de las Cámaras nacionales, en las que la labor se basa siempre en el grupo parlamentario. Ese individualismo choca con la disciplina de partido y con la proyección de los métodos de actuación en el Parlamento español, y en la que, según diferentes observadores, han caído numerosos eurodiputados españoles. El seguimiento de la disciplina de partido tuvo quizá su punto culminante en el caso de la no elección de Barón.

En definitiva, según un miembro de la representación española, "Estrasburgo cambia a un político. No es el mismo que antes, pues esta Cámara es una escuela de hábitos democráticos, algunos de los cuales todavía dejan bastante que desear en España".

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