Cartas al director

Memoria de la nieve

Sólo los habitantes de los pueblecitos de las montañas conocen los días blancos y las noches estrelladas. Sólo ellos saben que las montañas es su vida y que en cada viejo roble del bosque, en cada recodo del arroyo saltarín está el corazón de los viejos montañeses.Por eso, Julio Llamazares, cuando he leído tu Bajo el infierno blanco (EL PAÍS, 18 de enero), he recordado los pueblos abandonados, las casas derruidas y anegadas bajo el agua, el barro y la nieve (embalses, incendios, desolación). Ya no nos pueden quitar más, pero creo que tanto a ti, Julio, como a los pobladores de la montañ...

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Sólo los habitantes de los pueblecitos de las montañas conocen los días blancos y las noches estrelladas. Sólo ellos saben que las montañas es su vida y que en cada viejo roble del bosque, en cada recodo del arroyo saltarín está el corazón de los viejos montañeses.Por eso, Julio Llamazares, cuando he leído tu Bajo el infierno blanco (EL PAÍS, 18 de enero), he recordado los pueblos abandonados, las casas derruidas y anegadas bajo el agua, el barro y la nieve (embalses, incendios, desolación). Ya no nos pueden quitar más, pero creo que tanto a ti, Julio, como a los pobladores de la montaña aún nos queda nuestra memoria, la memoria de la nieve.-

Palencia.

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