Las niñas libanesas piden soldados para sus muñecas

Los cristianos de Beirut oeste celebraron la Navidad clandestinamente

"Incluso las niñas prefieren pedir soldaditos que hagan de maridos a sus muñecas", declaró un comerciante de Beirut oeste a un reportero libanés de la agencia de noticias AP, citado por The Middle East Reporter el pasado 26 de diciembre. El periodista investigó cuáles son los regalos infantiles más comunes en estas fiestas de Navidad y Año Nuevo en el sector musulmán de la capital libanesa. "Pese a los horrores de la guerra, las cosas más vendidas son pistolas, aviones y tanques de juguete", concluyó.

Si no fuera por los periódicos y las emisoras de radio, sería casi imposible saber en ...

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"Incluso las niñas prefieren pedir soldaditos que hagan de maridos a sus muñecas", declaró un comerciante de Beirut oeste a un reportero libanés de la agencia de noticias AP, citado por The Middle East Reporter el pasado 26 de diciembre. El periodista investigó cuáles son los regalos infantiles más comunes en estas fiestas de Navidad y Año Nuevo en el sector musulmán de la capital libanesa. "Pese a los horrores de la guerra, las cosas más vendidas son pistolas, aviones y tanques de juguete", concluyó.

Si no fuera por los periódicos y las emisoras de radio, sería casi imposible saber en Beirut oeste que gran parte de la humanidad está en fiestas. En la calle de Hanira, que una vez fue llamada Los Campos Eliseos de Oriente Próximo, los carteles del ayatollah Jomeini no han sido sustituidos por los de Santa Claus.Ni bombillas de colores ni un abeto decoran la calle o los interiores de sus numerosos comercios. Grupos extremistas musulmanes han amenazado con colocar bombas en las tiendas, los cafés, los restaurantes y los escasísimos locales que celebrasen abiertamente la Navidad y el Año Nuevo. Sólo Red Shoe, una tienda de artículos de piel y cuero, ha pegado en sus vidrieras unos discretos carteles en los que vasos de champaña y serpentinas evocan la alegría festiva.. Los carteles no tienen escrito ningún tipo de felicitación. Ni una palabra.

Antes de 1975, comienzo de las numerosas guerras civiles libanesas, unos 200.000 cristianos habitaban en el lado occidental de Beirut. Hoy quedan unos 40.000. Ni siquiera ellos han osado celebrar en público las fiestas. La barriada de Santa Juana de Arco es el único distrito de Beirut oeste con decoración exterior navideña.

La zona está controlada por milicianos del Partido Nacional Social Sirio, muchos de los cuales son cristianos grecoortodoxos. "Los cristianos tienen el mismo derecho que los musulmanes a celebrar sus festividades religiosas", afirma uno de los hombres armados que son la ley y el orden en Santa Juana .de Arco. El miliciano responde al nombre de guerra de Carlos, en español.No hubo misa del gallo en Nochebuena para los cristianos de Beirut oeste. Salir a la calle a medianoche es tan suicida como pasear por un campo de minas. La iglesia de los capuchinos, El Hainra, celebró oficios el día 24 a las 17.30 y el 25 al mediodía. Varios policías a rmados velaron para que los fieles no fueran asaltados. La asistencia estuvo compuesta de asustados beirutíes y de filipinas que trabajan en el servicio doméstico.

Temor a los obsequios

La mayoría de los comercios de Beirut oeste abrió sus puertas los días de Navidad y Año Nuevo, pese a que ambas fechas son fiestas oficiales en todo Líbano. Tampoco han tomado vacaciones los milicianos shiíes de Amal ni losfedayines palestinos que combaten en torno'a los campamentos del sur de la ciudad. El sonido de la Nochebuena beirutí de 1986 fue el de los cañonazos que se intercambiaron con entusiasmo.Los cristianos de Beirut oeste y bastantes musulmanes ilustrados celebran, no obstante los días festivos en la intimidad, casi clandestinidad, de los hogares. Una veintena de suníes educados en Europa y Estados Unidos almorzaron juntos el día de Navidad en un apartamento situado en Rauche, frente al Mediterráneo.. Al terminar el encuentro, los invitados no sabían cómo ocultar los regalos que habían recibido.

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Muchos no han hecho ni recibido obsequios. El matrimonio formado por Mohamed y Hala Jodor, ambos musulmanes suníes, solía celebrar estas fiestas todos los años porque, explican, no quieren que sus hijos, Maya, Abud y Rabili, crezcan en un ambiente sectario. Pero este año la guerra de loscampamentos provoca desde hace tres meses un brutal incremento de los asesinatos, secuestros y atentados en Be irut oeste. A ese ambiente hay que añadir una inflación enloquecida que cambia los precios de hora en hora.

"En estas circunstancias", dice Hala Jodor, "no nos ha parecido oportuno regalar nada a los pequeños". "Y, como uno no puede explicar estas cosas a niños de tres a nueve años", prosigue, "les hemos dicho que Santa Claus está enfermo".

La Nochevieja y el Año Nuevo han sido aún peores. El 31 de diciembre no había ni un kilo de pan ni una gota de gasolina disponible en el sector musulmán de Beirut.

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