Cartas al director

Desde Torquemada

El pasado 20 de noviembre me produjo alegría leer un análisis eciesial, tan raro en nuestros grandes medios de comunicación social. Desde estas líneas quiero agradecer a su autor, Raúl Sánchez-Noguera, su claridad, crítica y esperanzadora, a la vez, de su manifiesto a la libertad cristiana actual. Sólo cuando se tiene una perspectiva histórica del devenir eclesial, como una solidaridad con aquellos que defienden la fe desde su libertad, se puede expresar en tan pocas líneas una visión general en sus particulares de la vida eclesial católica.Hablar hoy de los derechos humanos en el inter...

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El pasado 20 de noviembre me produjo alegría leer un análisis eciesial, tan raro en nuestros grandes medios de comunicación social. Desde estas líneas quiero agradecer a su autor, Raúl Sánchez-Noguera, su claridad, crítica y esperanzadora, a la vez, de su manifiesto a la libertad cristiana actual. Sólo cuando se tiene una perspectiva histórica del devenir eclesial, como una solidaridad con aquellos que defienden la fe desde su libertad, se puede expresar en tan pocas líneas una visión general en sus particulares de la vida eclesial católica.Hablar hoy de los derechos humanos en el interior de la Iglesia es casi un tabú; sin embargo, hace más de 20 años que se abrieron las ventanas al espíritu para despertarnos del largo letargo histórico. Es duro, doloroso pienso, hablar de violencia espiritual, pero, siendo justos, sería peor seguir encerrados en el miedo, que nunca nos llevará a la verdad, como bien apunta el autor-

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