Campaña de educación cívica para atajar las gamberradas contra los trenes

Renfe y el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) firmarán próximamente un convenio para desarrollar una campaña cultural dirigida a la población infantil y juvenil de los suburbios del sur de Madrid, principal protagonista de los apedreamientos a trenes y otros actos vandálicos. El pasado 13 de noviembre, un viajero sufrió una pedrada en la cabeza que le ocasionó la muerte.

El convenio que Renfe suscribirá con el MEC -el 1 de diciembre se reunirá una comisión mixta para fijar definitivamente las cláusulas del mismo- estipula que un equipo de expertos estudiará el perfil psicológico me...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Renfe y el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) firmarán próximamente un convenio para desarrollar una campaña cultural dirigida a la población infantil y juvenil de los suburbios del sur de Madrid, principal protagonista de los apedreamientos a trenes y otros actos vandálicos. El pasado 13 de noviembre, un viajero sufrió una pedrada en la cabeza que le ocasionó la muerte.

Más información

El convenio que Renfe suscribirá con el MEC -el 1 de diciembre se reunirá una comisión mixta para fijar definitivamente las cláusulas del mismo- estipula que un equipo de expertos estudiará el perfil psicológico medio de los jóvenes, niños en muchos casos, que consideran el apedreamiento de trenes como una actividad divertida. Carlos Román, director de Seguridad, y Pedro González, secretario general de Renfe, respectivamente, señalaron que, a grandes rasgos, los perfiles generales de los autores de estas gamberradas son: un niño-joven de entre 8 y 16 años, habitante de un suburbio de alguna gran ciudad, con un grado de escolarización mediano y una situación familiar conflictiva.El apedreamiento de trenes es algo normal en prácticamente toda la red de ferrocarriles. Existen algunos puntos particularmente peligrosos, como el barrio de La Sagrera, en Barcelona, y las cercanías de León, Valencia, Málaga, Sevilla o Jerez de la Frontera. En el caso de Madrid, son niños que viven, sobre todo, en Vallecas y Entrevías.

La campaña cultural y de educación cívica, afirmaron Román y González, pretende inculcar a los chavales la idea de que el tren es algo digno de respeto e incluso de un cierto afecto. Los responsables del programa saben que no es casualidad que el mayor número de gamberros, por denominarlos de alguna forma, sean habitantes de barrios pobres, sino que este tipo de actos vandálicos es una manifestación más de la frustración social existente en dichos barrios. Por eso lo que hay que acometer es una labor pedagógica, para la que se organizarán concursos infantiles sobre el tren, se harán visitas a las estaciones y al Museo Ferroviario, se repartirán chapas, pegatinas y camisetas entre la población infantil, e incluso se concederán becas de estudio en algunos casos.

El caso de Isidoro Carretero, un hombre de 46 años que murió en el hospital días después de recibir una pedrada que atravesó la ventanilla del tren de cercanías en que viajaba y le causó gravísimas heridas en la cabeza, ha sido la gota de agua que ha hecho colmar el vaso, a pesar de que la contratación de un servicio de vigilancia en los tramos de vía más peligrosos ha significado la disminución del número de apedreamientos de unos 250, en 1985, a apenas 30, en 1986.

Las zonas más conflictivas en la región madrileña son las de Vallecas, Entrevías, Coslada, Fuenlabrada, Leganés y Getafe, aunque, desde la puesta en marcha del servicio de vigilancia a cargo de guardas jurados, las incidencias se circunscriben prácticamente a Vallecas y Entrevías.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Significativamente, las horas punta de las gamberradas son entre las cinco y las ocho de la tarde, después del término de la jornada escolar. Los responsables de Renfe hasta ahora se han visto impotentes para luchar contra un fenómeno que a los chavales y a sus familias les parece algo casi natural. Se ha dado el caso de padres de menores puestos a disposición del Tribunal Tutelar de Menores que han minimizado el asunto argumentando que "tampoco es algo tan grave tirar piedras a un tren".

Archivado En