Cartas al director

El vestido de Ann

Sábado 16 de noviembre, 16.05. Estoy citado con mi amigo King Kong en el salón de mi casa. El encuentro es gratificante para los dos; él me grita golpeándose en el pecho, y yo le respondo como puedo, subido de pies en el sofá. King Kong se pelea con todos: dinosaurios, brontosaurios, nativos de isla, nativos de urbe..., y se enamora de la chica, Ann Redinan, tal y como yo esperaba.Según pasan los minutos, observo un cambio de actitud en mi amigo con respecto a otros encuentros.

Esta vez no deshoja el vestido de Ann para después olfatearlo -escena que yo ansiaba- No pisotea a los nativos...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Sábado 16 de noviembre, 16.05. Estoy citado con mi amigo King Kong en el salón de mi casa. El encuentro es gratificante para los dos; él me grita golpeándose en el pecho, y yo le respondo como puedo, subido de pies en el sofá. King Kong se pelea con todos: dinosaurios, brontosaurios, nativos de isla, nativos de urbe..., y se enamora de la chica, Ann Redinan, tal y como yo esperaba.Según pasan los minutos, observo un cambio de actitud en mi amigo con respecto a otros encuentros.

Esta vez no deshoja el vestido de Ann para después olfatearlo -escena que yo ansiaba- No pisotea a los nativos isleños en la destrucción del poblado. No arroja a la mujer equivocada de un piso del rascacielos al asfalto. Y no disfruta la sangre de un americano de la urbe.

Más información
Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

A las seis de la tarde me despido apenadamente de él. Recapacito) y llego a la conclusión de que éste no es mi King Kong, me lo han cambiado por otro más civilizado.

A las seis de la tarde me despido apenadamente de él. Recapacito y llego a la conclusión que este no es mi King Kong, que me lo han cambiado por otro más civilizado.

A quien corresponda: quiero a un King Kong íntegro, sin tijeretazos. Si ustedes no son capaces de encontrarlo, exijo su dimisión, que para eso les pago- Juantxu Herguera.

Archivado En