Tata Güines

Un percusionista cubano unido a los grandes del 'jazz'

Dice la leyenda habanera que en sus manos está el pulso de la noche. Tata Güines, el tocador de congas, está en Madrid como estrella de un espectáculo de cabaré donde toca una rumba en duelo con la bailarina. Lleva más de 50 años acariciando los cueros de los tambores, y a su compás han bailado desde Carmen Miranda hasta Antonio Gades; todas las grandes boleristas estuvieron a su lado alguna vez. Es, quizá, el único tocador de bongó que ha sido acompañado por una orquesta sinfónica.

Tata habla con lentitud, y su mirada es también lenta; a sus 66 años, cada noche, en una sala de fiestas ...

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Dice la leyenda habanera que en sus manos está el pulso de la noche. Tata Güines, el tocador de congas, está en Madrid como estrella de un espectáculo de cabaré donde toca una rumba en duelo con la bailarina. Lleva más de 50 años acariciando los cueros de los tambores, y a su compás han bailado desde Carmen Miranda hasta Antonio Gades; todas las grandes boleristas estuvieron a su lado alguna vez. Es, quizá, el único tocador de bongó que ha sido acompañado por una orquesta sinfónica.

Tata habla con lentitud, y su mirada es también lenta; a sus 66 años, cada noche, en una sala de fiestas madrileña, toca sus tumbadoras ("en Europa se les llama congas, pero el nombre de raíz es tumbadora") y al final baila unos pasos de rumba. Ésta ha sido toda su vida: la noche, el cabaré y la improvisación: "Yo empecé con los tambores a los ocho años. Mi padre tenía en Güines -mi pueblo natal, y de ahí me viene el nombre artístico- un sexteto. Estaban de moda los grupos orquestales de seis músicos. Yo practicaba con dos latas, una más grande que otra... Fueron mis primeros instrumentos. Yo procedo de una familia musical, todos son músicos".Tata es la pieza clave para estudiar el papel de las congas en el jazz: "El tema tiene su historia. El primer conguero que introdujo estos tambores en una orquesta de jazz fue Chano Pozo; él sentó la línea. A partir de él sigo en su dirección, pero con mis maneras particulares de tocar. Entro con otro estilo que se hace en seguida popular en el mundo del jazz. Cuando yo llegué a Nueva York, en 1956, ya allí se conocían mis discos y estaban en las listas de preferidos". Tata abandona el cubata y enciende otro cigarrillo: "Trabajé en la misma orquesta donde lo hacía Chano Pozo: era la agrupación de Dizzy Gillespie Después toqué con Maynard Ferguson, y con muchos otros Había muy pocos que tocaran lo que hacíamos Chano y yo".

Tata tiene discípulos: "Mis discos son como un libro para aprender a tocar. Han servido de clases para los que vienen detrás". Tata tuvo una orquesta: "Se llamaba Tata Güines y sus Tatagüinitos. Donde tocábamos, arrasabamos. Después he seguido solo, como solista".

Como Chano Pozo, Tata nunca ha tenido un método de solfeo en la mano: "Yo nunca he estudiado música (y respeto mucho a los que saben leer los pentagramas). No me equivoco nunca porque lo llevo dentro. Como dice el dicho, he nacido con eso, he venido con el mundo de la música de manera natural. Esto nació conmigo: el oído y el sentido del ritmo. Cuando hice conciertos con la Orquesta Sinfónica Nacional nadie tenía que marcarme las entradas".

Tata hizo una música para Antonio Gades: "Fue Sergio Vitier quien me llamó para que tocara para Gades y Alicia Alonso. Gades conserva la grabación de mis toques y aún trabaja con ella". Tata lleva sus dos tambores siempre con él: "Estas tumbadoras tienen más de 30 años. Ya fueron conmigo al hotel Astoria de Nueva York, hace muchos años. Están hechas especialmente para mí, con madera española recuperada de barriles de vino. Sólo con esa madera curada se obtiene la sonoridad que necesito. Son mis niñas, son iguales que mis hijas. La piel de buey se la cambio todos los años. Mientras más viejo es el animal, mejor será el cuero para tocar".

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