COMPETICIONES EUROPEAS DE FÚTBOLCOPA DE LA UEFA

Protestas del público por la actuácion del Barcelona

Los pañuelos hacía años que no se veían en el Camp Nou. Al socio azulgrana le habían acostumbrado a soportar-con resignación todo lo que le echaban, pero anoche no pudo aguantar más. Los sacó a falta de cuatro minutos para el final del encuentro e iban dirigidos a un palco presidencial que ya empezó a escuchar unas incipientes voces que reclamaban la presencia del jugador alemán occidental Schuster al mismo tiempo que recordaban a un holandés llamado Neeskens. De esta forma, entre pañuelos y pitos, se clasificó el Barcelona sin haber sido capaz de marcarle un gol en su propio terreno al modest...

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Los pañuelos hacía años que no se veían en el Camp Nou. Al socio azulgrana le habían acostumbrado a soportar-con resignación todo lo que le echaban, pero anoche no pudo aguantar más. Los sacó a falta de cuatro minutos para el final del encuentro e iban dirigidos a un palco presidencial que ya empezó a escuchar unas incipientes voces que reclamaban la presencia del jugador alemán occidental Schuster al mismo tiempo que recordaban a un holandés llamado Neeskens. De esta forma, entre pañuelos y pitos, se clasificó el Barcelona sin haber sido capaz de marcarle un gol en su propio terreno al modesto representante albanés, que durante 15 minutos jugó con su portero completamente cojo.Llegaron a Barcelona con la obsesión de comprar jabón y desodorante. Horas antes del encuentro, estuvieron paseando por un modesto mercadillo de I'Hospitalet y luego hasta tuvieron problemas para encontrar botas adecuadas a las características del césped del Camp Nou, bastante blando por las lluvias caídas. Unos rivales de tanta entidad pusieron en evidencia al Barça de Terry Venables, que volvió a las andadas.Estaban todos los habituales de esta temporada, a excepción de Víctor, que se quedó,en el banquillo por decisión técnica. Venables no quería sorpresas ni que se repetiera la historia de hace dos temporadas, cuando el Metz, francés, hizo un agujero en el presupuesto azulgrana. Y no hubo sorpresa porque no podía haberla. El Flamurtari era un voluntarioso grupo de amigos que tocaban bien el balón, pero con lentitud pasinosa.

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El Barça ni siquiera supo tocar el balón. Más bien, lo aporreó. Se lo sacó de encima sin orden ni concierto y jugó los últimos minutos del encuentro como si actuara en campo contrario, retrasando el balón hacia el área de Zubizarreta, ante la desesperación de un público que no tuvo más remedio que corear con estruendosos "olés", las jugadas inocentes del conjunto albanés.

Y es que el síndrome del Metz pesó sobre las neuronas de los pupilos de Venables, cuya filosofia es sencilla: "Si no puedes ganar durante 80 minutos, dedícate a conservar el resultado los 10 restantes". Una filosofia que no entenderá nunca el socio azulgrana.

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