Cartas al director

RTVE en la vida privada

Harto como estoy de: las graves intromisiones desde los locutorios de RTVE en mi vida. privada, y al margen de la locura que aún queda para defenderla, me veo obligado a resolver este problema, que consiste en los residuos de: un escándalo ya pasado por los frágiles medios de que dispongo.El hecho es que estos locutores tienen el poder de mi nombre y que el silencio movilizado sobre un caso Dreyfuss, y sin más Zola que yo mismo por intermedio de la muerte y de la solidaridad humana más bestial con ella y con sus cómplices, me hace pensar que sólo me quede la aceptación de esas vejaciones. Elne...

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Harto como estoy de: las graves intromisiones desde los locutorios de RTVE en mi vida. privada, y al margen de la locura que aún queda para defenderla, me veo obligado a resolver este problema, que consiste en los residuos de: un escándalo ya pasado por los frágiles medios de que dispongo.El hecho es que estos locutores tienen el poder de mi nombre y que el silencio movilizado sobre un caso Dreyfuss, y sin más Zola que yo mismo por intermedio de la muerte y de la solidaridad humana más bestial con ella y con sus cómplices, me hace pensar que sólo me quede la aceptación de esas vejaciones. Elneste país se ve que cristianismo -tan alabado en las preces- tiene en la realidad de ¡este país poquísima fortuna: sin embargo, la creencia en Cristo y en los milagros es el estado anímico a que conduce la tortura.

Otras; raíces de esta cuestión son los restos de la dictadura paternalista-fascista que configura el Estado como un defensor del pueblo indefenso, esto es, sin voz -como de hecho no tiene-, dictadura que al parecer envía sus aparatos de Estado en defensa de sus ruinas, acusándome de terremotos y de asesinatos, y sin tener otra ficha policial de mí -y esto es lo más grave- que la de "monstruo, asesino", etcétera, tal como el mismo pueblo indefenso se armó para decirlo.

De esta manera, entre Leopoldo María Panero y estos sujetos se ha creado un espacio topológico imaginario en el que los insultos míos y los de Radiotelevisión Española se entrecruzan en un laberinto sin salida. Para romper este infernal círculo vicioso no encuentro otras salidas que la violencia o la ley, y debo decir que me hallio perfectamente capacitado, de diversas maneras, para ejercer ambas.-

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