La organización terrorista insinuó que estaba dispuesta a una tregua

La persona que actuó de intermediario entre ETA Militar y el Gobierno vasco y el PNV manifestó en el curso de uno de los contactos que la organización terrorista podría estar dispuesta a una tregua en su actividad armada. Esta propuesta fue interpretada por los nacionalistas como la prueba de que ETA Militar tomaba en serio la vía de conversaciones emprendidas y de ahí su sorpresa al saber que Txomin Iturbe Abasolo se había negado a realizar un gesto de voluntad negociadora ante las autoridades francesas.Las mismas fuentes indican que los interlocutores nacionalistas se explican esta actitud d...

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La persona que actuó de intermediario entre ETA Militar y el Gobierno vasco y el PNV manifestó en el curso de uno de los contactos que la organización terrorista podría estar dispuesta a una tregua en su actividad armada. Esta propuesta fue interpretada por los nacionalistas como la prueba de que ETA Militar tomaba en serio la vía de conversaciones emprendidas y de ahí su sorpresa al saber que Txomin Iturbe Abasolo se había negado a realizar un gesto de voluntad negociadora ante las autoridades francesas.Las mismas fuentes indican que los interlocutores nacionalistas se explican esta actitud de Iturbe de negarse a realizar un gesto, una declaración informal que avalara su pretendida voluntad negociadora por las circunstancias mismas en que se encontraba. "Iturbe", señalan estas fuentes, "ya había mostrado su voluntad negociadora a través de los contactos con el PNV y el Gobierno vasco, contactos de los que el Gobierno de Madrid estaba perfectamente informado. Él estaba detenido y aislado y no podía responder a los requerimientos de las autoridades francesas sin contar con el resto de la ejecutiva de la organización". "Por tanto", indican, "era lógico que se mantuviera en la misma propuesta de siempre, la de la alternativa KAS".

Según estas fuentes, el Gobierno central no hizo nada para paralizar la expulsión de Iturbe a Gabón. "Pudo hacerlo, pero hay que reconocer que su situación tampoco era muy cómoda. No era fácil decirle a Francia que no expulsara a Iturbe después de tantos años de solicitar al Gobierno de ese país ayuda contra ETA. Y además los resultados de las conversaciones, de los contactos son hasta el final siempre inciertos".

Por otra parte, el presidente François Mitterrand pidió al Gobierno de Jacques Chirac precisiones sobre la expulsión del territorio francés de cinco vascos españoles, según revela el semanario Le Nouvel Observateur en su último número. Mitterrand tuvo un "cortés intercambio de palabras" con el ministro encargado de Seguridad, Robert Pandraud, durante la reunión del Gabinete celebrada en el palacio del Elíseo el pasado 6 de agosto. Le Nouvel Observateur asegura, según informa Soledad Gaflego-Díaz desde París, que Pandraud explicó que sólo se ha expulsado a refugiados que tienen "una ficha bien cargada". El ministro recordó que la política del Gobierno es impedir que Francia se convierta en base de retaguardia para grupos violentos que actúan contra Gobiernos democráticos. Siempre según la revista, el presidente replicó: "No pongo en duda sus intenciones. Yo mismo autoricé extradiciones. Atención, sin embargo, para mantenerse fiel a la tradición de asilo de Francia".

La decisión de expulsar a extranjeros del territorio nacional corresponde exclusivamente al Gobierno, y más concretamente al Ministerio del Interior y de la Seguridad, que no precisa de la aprobación del presidente. El socialista Mitterrand sigue encabezando el Consejo de Ministros, pero desde que se inició la cohabitación con el Gobierno conservador de Chirac se limita prácticamente a tomar nota de las decisiones del Gabinete.

El PS está preocupado, sin embargo, por la nueva legislación que ha aprobado el Gobierno, que concede mayores poderes al Ministerio del Interior. Medios próximos al Gabinete insisten, por el contrario, en que las nuevas leyes no afectan en absoluto a los auténticos refugiados políticos, que siguen gozando de las mismas garantías que antes.

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