Cartas al director

Sobre 'locos con licencia'

En relación con la carta publicada el pasado día 9 del mes de julio de 1986, en la cual el señor Emilio Martín Azara, de Palencia, calificaba a los policías que cometen presuntos errores en su vida profesional o particular de locos con licencia, lo que considero no sólo ya ofensivo para los que diariamente realizamos la función policial, la cual es una profesión tan digna como la que más, y, aunque a veces es ingrata, siempre es imprescindible para una convivencia ciudadana mínimamente armónica, sino que igualmente pienso que es muy relativo y demasiado frívolo juzgartan a la lig...

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En relación con la carta publicada el pasado día 9 del mes de julio de 1986, en la cual el señor Emilio Martín Azara, de Palencia, calificaba a los policías que cometen presuntos errores en su vida profesional o particular de locos con licencia, lo que considero no sólo ya ofensivo para los que diariamente realizamos la función policial, la cual es una profesión tan digna como la que más, y, aunque a veces es ingrata, siempre es imprescindible para una convivencia ciudadana mínimamente armónica, sino que igualmente pienso que es muy relativo y demasiado frívolo juzgartan a la ligera las circunstancias que rodean los hechos que acontecen diariamente a los servidores de la ley y la seguridad ciudadana.Qué duda cabe que en todos los colectivos sociales de cualquier sector existen quienes no son ejemplares en su actuación profesional, por lo que la reflexión del señor Martín Azara de que los funcionarios policiales tenemos que "ser sancionados con mayor motivo y más rigurosamente que los demás ciudadanos" ni la comparto ni la comprendo, ya que los policías estimamos que debemos ser medidos con los mismos parámetros de derechos y obligaciones, tanto jurídicos como constitucionales, con la peculiaridad de que, además, cuando nos vemos ante una situación límite, siempre el funcionario policial arriesga lo más preciado y lo único que en realidad tenemos, nuestra propia vida, de ahí que las estadísticas revelen que la profesión policial es una de las tres más peligrosas del mundo, por ayudar al contribuyente a proteger su seguridad personal o propiedades, y esto seguro que no se paga ni con todos los impuestos de este país, señor Martín.

No olvidemos que somos también contribuyentes, y de los que no podemos desviar ningún ingreso, puesto que nuestras nóminas están controladas y la ley de incompatibilidades nos coge de lleno. Todo lo cual nos convierte en ciudadanos con los mismos derechos y oportunidades de cometer errores, que, por las características propias de nuestra profesión, quizá sean más espectaculares que en otras actividades.-

secretario general del Sindicato Profesional de Policía Uniformada (SPPU).

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