Cartas al director

Haro Tecglen y Visedo

En la dúplica que Haro Tecglen hace a mi artículo intitulado Nada más cerrarse las urnas, publicada el sábado 5 de julio, observo que hay una "obsolescencia temática" y que huye de lo que era el eje central de nuestra controversia: TVE y los resultados electorales. Por la tácita, y ante la carencia de la más mínima refutación a mis argumentos, he de entender que reconoce sus errores.Ahora bien, como es sólito en estos casos, lo que hace es intentar desprestigiarme en un discurso que, por mor de la erudición, le ha salido poco estructurado e inconexo. En la medida en que Haro afirma que ...

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En la dúplica que Haro Tecglen hace a mi artículo intitulado Nada más cerrarse las urnas, publicada el sábado 5 de julio, observo que hay una "obsolescencia temática" y que huye de lo que era el eje central de nuestra controversia: TVE y los resultados electorales. Por la tácita, y ante la carencia de la más mínima refutación a mis argumentos, he de entender que reconoce sus errores.Ahora bien, como es sólito en estos casos, lo que hace es intentar desprestigiarme en un discurso que, por mor de la erudición, le ha salido poco estructurado e inconexo. En la medida en que Haro afirma que cuando él era niño yo "no era ni siquiera un proyecto en la mente de los que serían sus padres" (los míos, se entiende), el caos de su discurso debe ser consecuencia de la arterioesclerosis conductual propia de su edad.

No deseo entrar en discusiones de corte personal, y no voy a hacerlo a pesar de que tendría derecho a ello por las vilezas que en ocasiones ha dejado deslizar en su escrito, pero espigando en su texto hay dos cosas que me resisto a dejar silentes.

Una tiene cierta gracia: equivoca Radio Exterior con Radio 3, de RNE. Como muy bien dijo Freud: todo lapsus linguiae, en este caso lapsus calami, es un acto fallido.

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La otra, por desgracia, es terrorífica. No me descalifica a mí personalmente, sino a toda una generación. Y por si fuera poco dice: "Hay que vigilar a estos personajes para evitar que proliferen...". Frases como esta son propias de individuos con un perfil caracterológico o estructuras de significación que muy bien ha definido Wilhelm Reich. Como he de reconocer sin ningún ambage mi respeto ideológico por Haro Tecglen, no puedo por menos que pensar que mi réplica le ha indignado tanto que ha escrito cosas que en otras circunstancias no hubiera hecho.

Por último, tres sugerencias para Eduardo Haro: que no generalice y dude de los valores humanistas de la "casta de especialistas" que, habiéndolo elegido ellos libremente, se ven abocados a la "penetración de la técnica" (sic). La otra, que sería recomendable que se retrotrajese a sus épocas de polígrafo, sobre todo cuando escribía con el seudónimo de Pozuelo, y recuperase el sentido del humor.

La tercera, sin duda absurda, pues con la dimensión cultural que se autoproclama ya lo habrá hecho, es que lea la obra de Octave Mannoni cuyo título es La otra escena: claves de lo imaginario-

Director de Planificación de RTVE.

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