James Horan

La fe de un párroco tenaz logró la construcción de un aeropuerto internacional

No está científicamente probado que la fe mueva montañas, pero un humilde cura irlandés acaba de demostrar que lo que sí hace la fe es construir aeropuertos en contra de todas las predicciones. El pasado fin de semana, el líder de la oposición irlandesa, Charles Haughey, acompañado prácticamente por todos los miembros de su Gobierno en la sombra, hizo realidad el sueño de monseñor James Horan, el párroco de Knock -el equivalente irlandés de Fátima y Lourdes-, al declarar inaugurado el "aeropuerto internacional de Connaught", como pomposarnente se denomina a unas instalaciones construidas en un...

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No está científicamente probado que la fe mueva montañas, pero un humilde cura irlandés acaba de demostrar que lo que sí hace la fe es construir aeropuertos en contra de todas las predicciones. El pasado fin de semana, el líder de la oposición irlandesa, Charles Haughey, acompañado prácticamente por todos los miembros de su Gobierno en la sombra, hizo realidad el sueño de monseñor James Horan, el párroco de Knock -el equivalente irlandés de Fátima y Lourdes-, al declarar inaugurado el "aeropuerto internacional de Connaught", como pomposarnente se denomina a unas instalaciones construidas en un terreno pantanoso, "en medio de ningún sitio", 190 kilómetros al oeste de Dublín, en el condado de Mayo.

La inauguración, que congregó a los entusiastas 400 habitantes de Knock, a los rebaños locales, pero a muy poca gente más, estuvo a punto de no poder celebrarse a causa del mal tiempo. El avión que transportaba a los periodistas de Londres tuvo que ser desviado a Shannon, el aeropuerto internacional tradicional de Irlanda; los entusiastas pilotos que despegaron de Dublín en avionetas particulares no pudieron aterrizar por el fuerte viento, y el propio Haughey tuvo que utilizar un helicóptero para poder llegar hasta Knock.Pero nada de esto, ni la constante lluvia que convirtió el terreno en un barrizal, enfrió el entusiasmo de monseñor Horan, un clérigo de 73 años en el que se mezclan el idealismo del monseñor Quijote de Graham Greene y la tozudez y perseverancia irlandesas.

Monseñor Horan concibió la idea de construir un aeropuerto junto a la basílica de Knock en 1979, cuando, desplegando todas sus habilidades, logró convencer al papa Juan Pablo II para que en la agenda de su visita a Irlanda incluyese el lugar en el que, según la tradición, la Virgen se apareció en 1879. Cerca de medio millón de personas se trasladó a Knock con ese motivo.

"Todas las basílicas marianas de Europa cuentan con un aeropuerto cercano", declaró monseñor Horan, que a partir de entonces se dedicó en cuerpo y alma a conseguir los fondos para su aeropuerto. El Fianna Fail de Haughey gobernaba entonces en Dublín y habilitó los fondos necesarios para iniciar la construcción. Pero el Gobierno actual de Garret FitzGerald, como consecuencia de la crisis económica irlandesa, cortó los subsidios cuando estaba ya construido un kilómetro y medio de pista.

Nada de esto amilanó al emprendedor monseñor, que organizó rifas, loterías, festivales folclóricos y apelaciones a la comunidad irlandesa en Estados Unidos, hasta que consiguió reunir la totalidad de los 17 millones de dólares (unos 2.500 millones de pesetas) que ha costado el aeropuerto, cuya pista, de 2.590 metros, permitirá en el futuro el aterrizaje dejumbos procedentes de Estados Unidos.

Los problemas no terminaron con la construcción del aeropuerto, sino que continuaron. La dirección de aeropuertos civiles irlandesa y la línea nacional Aer Lingus se negaron a hacerse cargo y a volar a Knock sin subsidios del Gobierno. Monseñor Horan ha conseguido que la British Airports Authority International se haga cargo durante un período de prueba del aeropuerto y ha encontrado una pequeña línea, Celtic Air, que iniciará a finales de junio vuelos diarios a Standsted, en Londres, y a Manchester.

Monseñor Horan afirma que la existencia del aeropuerto generará la creación de puestos de trabajo, absolutamente necesarios en una zona deprimida como la del condado de Mayo, en el oeste de Irlanda, con un estremecedor índice de paro. El aeropuerto servirá, entre otras cosas, para él establecimiento de piscifactorías, que necesitan un transporte rápido para sus productos. El nuevo sueño de monseñor Horan es conseguir que el Gobierno declare una zona franca cercana al aeropuerto para que se establezcan nuevas industrias. Como en el chiste del gallego, ninguno de sus feligreses duda de que lo conseguirá.

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