Tribuna:

Carteros

Esta vez los carteros llamarán dos, tres, cien veces si fuera necesario. Lo presiento. Y son muchos, exactamente 6.158 aprobados en las oposiciones al cuerpo de Correos que, meses después de haber conseguido la plaza en un duro concurso al. que se presentaron 250.000 aspirantes, aún están esperando el puesto de trabajo.Ya se habla de economía sumergida; en cambio, creo de riguroso estreno hablar de ética sumergida, de picaresca del poder y el caso de los carteros de iure, pero no de facto, pertenece a la ética sumergida de la picaresca del poder. Se presentan 250.000 aspirantes que paga...

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Esta vez los carteros llamarán dos, tres, cien veces si fuera necesario. Lo presiento. Y son muchos, exactamente 6.158 aprobados en las oposiciones al cuerpo de Correos que, meses después de haber conseguido la plaza en un duro concurso al. que se presentaron 250.000 aspirantes, aún están esperando el puesto de trabajo.Ya se habla de economía sumergida; en cambio, creo de riguroso estreno hablar de ética sumergida, de picaresca del poder y el caso de los carteros de iure, pero no de facto, pertenece a la ética sumergida de la picaresca del poder. Se presentan 250.000 aspirantes que pagan 750 pesetas por cabeza para poder concursar, es decir, que ingresan más de 180 millones de pesetas en las arcas del Estado. De ese cuarto de millón de aspirantes, consiguen la plaza 6.000, que son inmediatamente secuestrados por las hambrientas estadísticas del señor Almunia: ¡Hemos creado 6.158 puestos de trabajo! Eso ya consta para el balance electoral, preelectoral o poselectoral.

Muy bien, pero resulta que esas plazas no se dotan con el presupuesto general del Estado y en otras estadísticas no menos hambrientas, las del déficit público, consta que el Estado ha ahorrado dinero y, como no se dice de qué manera, hay que añadir el dato de que ha ahorrado dinero por el procedimiento de no incorporar a estos carteros a las plantillas efectivas. Es decir, que mediante el timo de las oposiciones, se ingresa dinero directamente de los opositores, se engordan las estadísticas de la creación de empleo y se rebajan las estadísticas del gasto público. Desde ahora, en la Timoteca Nacional de Enrique Rubio merece un lugar de honor el timo del opositor aplazado y sería conveniente mirar con lupa todas las oposiciones que convoca el Estado para saber a ciencia cierta o incierta con cuántas carteras y cabelleras se quedan los timadores, Los timados van de puerta en puerta llamando a las conciencias dormidas o aburridas, dejando en los buzones el mensaje de su perplejidad.

¡Ah! Y, mientras tanto, Correos funciona gracias a personal temporero que cobra sueldos de posguerra... civil.

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