10 personas ingresan en prisión por el nuevo escándalo de las quinielas clandestinas en Italia

El fútbol italiano está siendo otra vez zarandeado por un colosal escándalo, parecido y quizá superior al de 1980, que les costó al Lazio y al Milán el descenso y a varias estrellas la descalificación por varios años. El escándalo se llama otra vez totonero, quinielas negras o ilegales, acompañadas con toda una serie de engaños para manipular los resultados. Diez personas han acabado ya en la cárcel, otras dos han escapado a una orden de detención, y 40 han recibido un mandato judicial con el que se les advierte que se está investigando sobre ellas.

A este nuevo escándalo, que está haci...

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El fútbol italiano está siendo otra vez zarandeado por un colosal escándalo, parecido y quizá superior al de 1980, que les costó al Lazio y al Milán el descenso y a varias estrellas la descalificación por varios años. El escándalo se llama otra vez totonero, quinielas negras o ilegales, acompañadas con toda una serie de engaños para manipular los resultados. Diez personas han acabado ya en la cárcel, otras dos han escapado a una orden de detención, y 40 han recibido un mandato judicial con el que se les advierte que se está investigando sobre ellas.

A este nuevo escándalo, que está haciendo temblar a tanta gente del gran mundo del fútbol -existen indicios de falsificación en 40 partidos y se piensa que toda la Segunda División podría acabar revolcada en sus resultados oficiales y algunos equipos de Primera División podrían terminar retrocediendo a Segunda-, ha llegado el juez Giuseppe Marabotto, de Turín, siguiendo una pista de la droga. En una grabación telefónica sobre despacho de droga, el juez se encontró con estas palabras: "Para el domingo, estamos tranquilos; el número uno de los otros es nuestro y el delantero centro ha sido ya contratado, por lo cual no debería haber problemas".

220 grabaciones

Ahora son ya 220 las grabaciones telefónicas en manos de los jueces. Ofrecen un irraterial increíblemente, interesante sobre una red de totonero que abraza todo el país, desde Turín hasta Nápoles, y que los jueces consideran una "asociación para delinquir". Las ilegalidades se producen a dos niveles, aunque se entrelazan. Primero, una asociación muy importante de quinielas ilegales, realizadas a veces puerta a puerta, que ascienden cada semana a miles de millones de pesetas. En Italia estas quinielas están muy extendidas porque con las legales se gana poco, ya que, en vez de 14 resultados como en España, se juega sólo con 13, hasta el punto de, que se ha introducido hace unos meses la novedad de que en cada quiniela sea necesario adivinar el resultado del primer tiempo de uno de los partidos. Además, hoy, con tantos apostantes que juegan usando las calculadoras, es difícil poder ganar con una sola quiniela más de un puñado de liras, aun acertando los 13 resultados.La aportación de las quinielas negras es que en ellas se puede apostar por un solo partido y jugar todo el dinero que se desee.

Y ya esto es ilegal. Pero hay más. Esta asociación sé había puesto en contacto con toda una serie de técnicos, jugadores y dirigentes de clubes para comprarles, asegurándose así los resultados deseados y, al mismo tiempo, desconcertantes. Los organizadores de las quinielas ilegales ofrecían así cantidades muy altas de apuestas por un partido cuyo resultado parecía sencillo y evidente. Después, se ponían de acuerdo con un jugador o un árbitro para obtener otro inesperado y hacían así grandes ganancias.

Los que lo sabían jugaban además en otras quinielas negras apostando hasta 50.000 y 100.000 pesetas por el resultado que ellos sabían que estaba ya preparado. Se piensa, por ejemplo, que una de las últimas quinielas de más de 100 millones de pesetas ha sido fruto de una de estas estafas.

En prisión

Entre los que han acabado en la cárcel figuran, por ejemplo, Antonio Pigino, que fue portero del Torino y que es el actual entrenador del Pro Vercelli, y Giovanni Bidese, portero reserva del mismo equipo. Y en Pescara estaba en el juego sucio Paolo di Rosa, un funcionario de la banca de Italia. En Nápoles, el mayor responsable de la banda, que ha escapado a la policía, era Armando Carbone, mientras que en Milán figura Gianfilippo Reali y en Turín lo hace Roberto Grasso.El escándalo podría incluso costar al Nápoles el tener que prescindir de Maradona, ya que uno de los partidos más cacareados fue el Nápoles-Udinese, en el que Maradona marcó un gol y fue expulsado. Ahora se analizan sus palabras cuando, al salir expulsado, dijo: "Estaba escrito que tenía que acabar de este modo...". Dieguito ha negado que aquella frase significase nada particular y añade: "Nadie puede acusarme de nada, como, por ejemplo, cuando fallé un gol facilísimo ante la Fiorentina".

El partido Nápoles-Udinese es el de más envergadura de los relacionados con este escándalo. El Udinese es el equipo en el que ha militado el brasileño Zico, a su paso por Italia, y, caso de confirmarse su participación en el engaño, podría bajar directamente a Tercera porque un asunto así supone la pérdida de la categoría.

Entre los altos personajes del fútbol que han recibido cítación judicial se halla Italo Allodi, el presidente del Nápoles.

El principal avance en la investigación se produjo con las declaraciones de un arrepentido, Santo Moriggi, que reveló la existencia de una relación de 50 jugadores que se habrían prestado a amañar resultados.

Por ahora, los jueces van con pies de plomo, pero han admitido ya que el gran camorrista napolitano Salvatore lo Russo, de 32 años, traficante de droga, es uno de los presuntos 12 organizadores del totonero en Italia, que la banda posee una estructura extendida "en todo el territorio nacional" y que dos de las centrales más importantes están en Turín y Nápoles.

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