Cartas al director

De la música

La calidad a la que su periódico nos tiene acostumbrados se ha visto empañada por el artículo La música entre las sensaciones y los sentimientos, que apareció en la edición internacional con fecha 26 de marzo.La descripción de la música presentada por el señor Carlos Gurméndez es un reflejo del lamentable estado en que se encuentra la cultura musical en nuestro país. Filosofar sobre la música de esa forma sólo contribuye a perpetuar una imagen pasiva, trasnochada y elitista del fenómeno musical como patrimonio exclusivo del diletante. Pero lo más grave son los disparates que se suceden ...

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La calidad a la que su periódico nos tiene acostumbrados se ha visto empañada por el artículo La música entre las sensaciones y los sentimientos, que apareció en la edición internacional con fecha 26 de marzo.La descripción de la música presentada por el señor Carlos Gurméndez es un reflejo del lamentable estado en que se encuentra la cultura musical en nuestro país. Filosofar sobre la música de esa forma sólo contribuye a perpetuar una imagen pasiva, trasnochada y elitista del fenómeno musical como patrimonio exclusivo del diletante. Pero lo más grave son los disparates que se suceden y que son prueba de un intrusismo profesional con el que hay que acabar de una vez. "Hay que crear una forma sucesiva de ondas sonoras que se llama melodía... Pues bien, la armonía restablece la correspondencia entre la agitación estremecida del sonido y su desmayo inerte. Pero es el ritmo el logos exacto de la melodía". El autor no solamente no tiene claros los elementos básicos del lenguaje musical, sino que se aventura por ver¡cuetos contrapuntísticos para llegar a la conclusión de que ciertas composiciones de los polifonistas neerlandeses "eran, en realidad, ejer cicios visuales". Semejante idea constituye una grosera deformación histórica inexcusable.

Los ejercicios visuales practicados`por el señor Gurméndez se extienden también a la letra impresa, al afirmar que Schónberg expuso el dodecafonismo en la obra Harmonielehre (no Harmonie lebre). Este error de bulto, acompañado de un sínfin de desvaríos e incorrecciones terminológicas, le descalifica como portavoz de los pensadores que cita y que tan infortunadamente ha escogido. Por razones de espacio no puedo comentarla afirmación "...la nueva música es un puro ejercicio de aritmética, un cálculo destilado de la razón matemática, etcétera", puesta en boca del "más grande filósofo español viviente,. Juan D. García Bacca". Quiero creer que ha sido sacada de su contexto para servir de nefasto punto de partida a la recta final de desaciertos.

La música en España no necesita de virtuosismos filosófico-literarios, ni casi tan siquiera de virtuosismos musicales, sino de nuevos planes de estudios cooperando conservatorios y universidades: 1. El profesorado competente que dé las clases de música en los colegios. 2. Los instruinentistas de nuestras orquestas. 3. Los compositores con suficiente bagaje técnico tradicional y contemporáneo. 4. Los investigadores que cataloguen y estudien nuestra cultu-

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ra musical, y 5. Los teóricos que analicen rigurosamente el lenguaje musical en su entorno cultural.-.

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