Cartas al director

Defensa de los dibujos

Tengo entendido que la programación infantil de TVE está supervisada por psicólogos y no acabo de comprender cómo la mayoría de estos espacios está llena de monstruos (Dragones y mazmorras), crímenes (Sherlock Holmes), catástrofes y demás desgracias, en el mejor de los casos lacrimógenas (La pequeña Memole). ¿De qué nos sirve no comprar a nuestros hijos juguetes bélicos si continuamente están viéndolos en los dibujos animados? ¿Cómo les explicamos que Drácula y Frankenstein no existen si los ven habitualmente en TVE? Parece que entre los guionistas ha prosperado la ide...

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Tengo entendido que la programación infantil de TVE está supervisada por psicólogos y no acabo de comprender cómo la mayoría de estos espacios está llena de monstruos (Dragones y mazmorras), crímenes (Sherlock Holmes), catástrofes y demás desgracias, en el mejor de los casos lacrimógenas (La pequeña Memole). ¿De qué nos sirve no comprar a nuestros hijos juguetes bélicos si continuamente están viéndolos en los dibujos animados? ¿Cómo les explicamos que Drácula y Frankenstein no existen si los ven habitualmente en TVE? Parece que entre los guionistas ha prosperado la idea de desmitificar los monstruos, y el miedo es el tema principal de todos los programas infantiles, idea de la que ya no se salva ni el mejor de los actuales (Espinete). Pero ¿cómo hacer comprender a niños pequeños que semejantes personajes repugnantes fisicamente no son malos? Afortunadamente, no son tontos y comprenden que si éstos producen miedo es en gran parte por su apariencia física, y si no, imagínese usted cuál sería su reacción si al ir a trabajar se encontrara a Frankenstein como un compañero más.Probablemente es, que no hay material donde elegir. Los dibujos animados puede que sean un fiel reflejo de la sociedad en que vivimos, y a lo mejor la intención es que nuestros hijos aprendan que tendrán que defenderse de muchos monstruos en su vida. El colmo fue una película oriental donde se concluía con un suicidio infantil.

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Evidentemente hay una solución: apagar la televisión (o mejor no encenderla), cosa, desde luego, bastante dificil de hacer comprender a los más pequeños. Alguna actitud habría que tomar si queremos que nuestros hijos no se gasten el dinero en psicoterapia el día de mañana explicando sus terrores nocturnos.-

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