Fraude al espectador

Ha saltado a la palestra el tema del control de taquilla en los cines, argumentándose que hay un posible fraude económico, del cual el principal perjudicado es el Gobierno. Pero nadie habla del permanente fraude al espectador que tiene lugar en la mayoría de los cines del país. Y de este fraude los principales responsables son los exhibidores. Éstos son algunos ejemplos:1. La mala situación de algunos cines, ya sea por su incomodidad o, como alguno de la capital, por tener cerca alguna sala de fiestas de la cual llega el ruido. Algunos parecen construidos por zapateros: mala situación d...

Ha saltado a la palestra el tema del control de taquilla en los cines, argumentándose que hay un posible fraude económico, del cual el principal perjudicado es el Gobierno. Pero nadie habla del permanente fraude al espectador que tiene lugar en la mayoría de los cines del país. Y de este fraude los principales responsables son los exhibidores. Éstos son algunos ejemplos:1. La mala situación de algunos cines, ya sea por su incomodidad o, como alguno de la capital, por tener cerca alguna sala de fiestas de la cual llega el ruido. Algunos parecen construidos por zapateros: mala situación de las butacas con respecto a la pantalla, mínima separación entre filas, etcétera.

2. La ínfima calidad de las proyecciones en un 80% de las salas: cortes, interferencias tanto en la imagen como en el sonido, descentrado de la imagen... Por no hablar de los títulos de crédito, que en pocos cines se pueden ver completos.

3. El precio de la entrada. Eso ya es la monda. Según leí en uno de esos panfletos editados por el Gobierno, la aplicación del IVA hacía bajar el coste de los espectáculos, al sustituir éste al ITE, impuesto que se pagaba anteriormente. Pero no sólo no ha bajado, sino que encima ha subido. Y hay salas con el suficiente sentido del humor como para intentar explicarlo poniendo unos cartelitos que anuncian lo siguiente: Precio de la entrada: 377,36. Aumento del IVA: 22,64. Total: 400. Grandioso.

A ver si se establece algún tipo de control sobre el cumplimiento de la reglamentación, que lo menos que se puede exigir es calidad. Tanto hablan de que el cine está muriendo por culpa del vídeo; pues igual de culpa tienen los empresarios, que cada vez lo ponen más difícil.-