Tribuna:

Tierno

Tierno era una especie de De Gaulle castizo. La virtud que a mí más me impresionó del hombre público Tierno Galván, como en el caso de aquel hombrón francés al que había que fabricarle las camas a medida, fue su cinismo. Un cinismo ejemplar. Sólo conocerle, por 1975, en un restaurante parisiense, abrió el abanico de su soma, de su lucidez coloreada de mala uva, de su humor justiciero: "Felipe González" sentenció, "es un guitarrista guapito".Por aquellos años la plaza de París se había convertido en el mercado de abastos del antifranquismo militante. Don Juan de Borbón, Felipe, Carrillo, Calvo ...

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Tierno era una especie de De Gaulle castizo. La virtud que a mí más me impresionó del hombre público Tierno Galván, como en el caso de aquel hombrón francés al que había que fabricarle las camas a medida, fue su cinismo. Un cinismo ejemplar. Sólo conocerle, por 1975, en un restaurante parisiense, abrió el abanico de su soma, de su lucidez coloreada de mala uva, de su humor justiciero: "Felipe González" sentenció, "es un guitarrista guapito".Por aquellos años la plaza de París se había convertido en el mercado de abastos del antifranquismo militante. Don Juan de Borbón, Felipe, Carrillo, Calvo Serer, Trevij ano y Tierno, naturalmente, en espera del último suspiro del Consejero Delegado de la dictadura, ya compraban y vendían acciones de la aún sietemesina democracia hispana. Una embestida de la Junta al Poder de Franco nos llevó a Estrasburgo, donde el Consejo de Europa firmó un papelucho que, en aquellos momentos, era como un pergamino. En un descanso Tierno lamentó los intentos desestabilizadores de la revolución de los claveles en Portugal, causantes de dos muertos: "Es que cuando sale la fiera a la calle, todo lo peor puede esperarse". Con la fiera, naturalmente, Tierno se refería al pueblo.

Por aquellos tiempos el izquierdismo "a lo loco" era la cultura dominante. Mitterrand, en París, amancebado con los comunistas, maldijo para siempre la hipocresía socialdemócrata, juró la ruptura con el capitalismo y se convirtió en la meca de la virginidad a sinistra. Y Tierno, como los demás líderes hispanos del mismo gremio, le pidió cita al hoy presidente francés para recabar el liderazgo del "verdadero socialismo" español. En tiempo breve, los dos hombres concluyeron su entendimiento absoluto. Tierno enfatizó su pensamiento rotundo: "Mire usted, señor Mitterrand, si yo tuviese que escoger entre la dictadura del proletariado y la socialdemocracia, escogería la dictadura del proletariado". Mítterrand, mesiánico, como si esculpiera el futuro, le respondió a Tierno: "Evidemment, évidemment". Evidentemente, evidentemente.

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