Crónica de una suspensión no anunciada

Decenas de usuarios del puente aéreo entre Madrid y Barcelona se vieron ayer obligados a suspender su viaje a causa de la decisión de los controladores de no dar salida a ningún vuelo de este servicio a partir de las dos de la tarde. Aviación Civil estudiaba ayer medidas de sanción para los controladores que impidieron la aplicación de los servicios mínimos. En el aeropuerto de Madrid-Barajas, anoche muchos pasajeros invocaron de la Administración medidas como las que el presidente Reagan adoptó con los controladores norteamericanos, y reclamaron la presencia de algún representante de este col...

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Decenas de usuarios del puente aéreo entre Madrid y Barcelona se vieron ayer obligados a suspender su viaje a causa de la decisión de los controladores de no dar salida a ningún vuelo de este servicio a partir de las dos de la tarde. Aviación Civil estudiaba ayer medidas de sanción para los controladores que impidieron la aplicación de los servicios mínimos. En el aeropuerto de Madrid-Barajas, anoche muchos pasajeros invocaron de la Administración medidas como las que el presidente Reagan adoptó con los controladores norteamericanos, y reclamaron la presencia de algún representante de este colectivo en el aeropuerto.

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Un hombre, en las dependencias del aeropuerto de Barajas, sentado en una maleta miraba ayer, con una sonrisa de amargura, la publicidad que ese mismo día Iberia había mandado insertar en la Prensa nacional: "Hemos empezado a mejorar el puente aéreo automáticamente". Ayer, el puente aéreo había quedado paralizado a partir de las 14 horas. El vuelo previsto para las 16 horas no llegó a despegar. Los controladores habían decidido que los servicios mínimos ya estaban cubiertos con los vuelos realizados hasta entonces.Unos 200 pasajeros permanecieron pacientemente ante el mostrador del puente aéreo durante más de 10 horas -Iberia había prometido que a las 0.10 horas de hoy se reanudaría el servicio-, mientras decenas de personas optaban por pedir la devolución de sus equipajes y buscar medios alternativos de locomoción o pasar la noche en Madrid.

Hacia las 18 horas el servicio de megafonía anunciaba que los retrasos continuaban y que cada 15 minutos se proporcionaría información a los usuarios. No volvió a funcionar la megafonía.

El ambiente en las dependencias del puente aéreo se iba crispando a medida que transcurrían las horas. La falta de información -a excepción de la que, con más buena voluntad que eficacia, proporcionaban los empleados de Iberia escudados tras el mostrador-, provocó algunos momentos de tensión. Alguien, con el amargo humor del cansancio, propuso pedir entradas para los cines del aeropuerto. Otro, secundado inmediatamente por un grupo de viajeros, exigió que la Administración española tomara las mismas medidas que el presidente Reagan había aplicado en Estados Unidos en situación semejante: el despido automático de los huelguistas.

Mitin sobre el Gobierno

Hacia las 20 horas, tras cinco de espera, se producía un mitin a favor y en contra de los socialistas. La afirmación realizada por un viajero de que la culpa de todo la tenían los socialistas, provocó la encendida defensa de otro pasajero que afirmó que el Gobierno se limitaba a respetar el derecho constitucional de los trabajadores a recurrir a la huelga. Sus palabras fueron acogidas con fuertes abucheos y sonrisas.El hombre de la maleta releía el anuncio de Iberia: "La instalación del sistema Iberiamatic es un paso más para ofrecerle un servicio cada vez mejor". Unas mujeres jóvenes acompañadas de tres niños de corta edad y uno de escasos meses, aseguraban que Iberia les daría al menos de cenar. "No van a dejarnos así". Habían llegado al aeropuerto a las 15.30 y mostraban su tarjeta de embarque. "Nos han dicho que a partir de las 12 de esta noche saldremos de aquí".

Alguien pedía que viniera a explicarles su problema "alguno de esos controladores que salen en la tele. Que vengan aquí".

La indignación de los primeros momentos se fue poco a poco convirtiendo en una cansada resignación. Y las críticas a los controladores iban apuntando a la compañía aérea. "No nos informan. No nos dicen nada. Ahora, eso sí", decía un hombre con el pelo canoso", yo una vez escribí una carta y me contestaron con toda amabilidad, pero sin hacer nada".

Un joven ejecutivo comentaba que a él, una vez, en Almería le trataron muy bien al retrasarse su vuelo, y que llevaron a dos pasajeros a la cafetería y les explicaron todo. "Un detalle, ¿no?."

Sólo cabía esperar que, de madrugada, concluida ya la huelga de controladores, se reanudara nuevamente el servicio. La información telefónica puesta en marcha por Iberia se veía ayer incapaz de atender las llamadas. "El puente aéreo está paralizado. A Barcelona no se puede ir ni en línea regular. A partir de las 12 de la noche, se reanudarán los vuelos".

El anuncio que el hombre de la maleta enseñaba ahora a otros pasajeros decía que el puente aéreo es una de las líneas más utilizadas de la red nacional. Era verdad.

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