Parodia de justicia en Manila

La espada de la justicia filipina ha dado su sentencia este lunes sin dar detalles y sin otra forma de proceso: el general Fabián Ver, jefe de Estado Mayor, y otros 25 acusados, inculpados en grados diversos por el asesinato de Beningno Aquino, han sido declarados inocentes. Vale más, ha estimado el tribunal, cometer un error al declararles inocentes que condenarles. (...). El presidente Marcos, como había prometido, ha reafirmado de inmediato al general Ver, su primo, en sus funciones de gran patrón del Ejército.Los jueces, designados por el jefe del Estado, han adoptado en este asunto, sin r...

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La espada de la justicia filipina ha dado su sentencia este lunes sin dar detalles y sin otra forma de proceso: el general Fabián Ver, jefe de Estado Mayor, y otros 25 acusados, inculpados en grados diversos por el asesinato de Beningno Aquino, han sido declarados inocentes. Vale más, ha estimado el tribunal, cometer un error al declararles inocentes que condenarles. (...). El presidente Marcos, como había prometido, ha reafirmado de inmediato al general Ver, su primo, en sus funciones de gran patrón del Ejército.Los jueces, designados por el jefe del Estado, han adoptado en este asunto, sin reservas, la tesis de la defensa, es decir, aquella a la que los militares se han agarrado contra toda verosimilitud: Aquino, figura importante de la oposición, fue asesinado a su regreso del exilio, el 21 de agosto de 1983, en el aeropuerto de Manila, por un pistolero solitario pagado por los comunistas. Y punto final. El poder espera que así termine el asunto.

Semejante veredicto constituye una denegación de justicia y un desafío. El tribunal no ha tenido en cuenta el voluminoso informe de la comisión de encuesta-independiente, nombrada por el presidente Marcos mismo, en 1984, bajo la presión de los acontecimientos. Ahora bien, es sobre la base de ese informe de los expertos por lo que el general Ver, y otros militares, habían sido inculpados de participación directa o de complicidad en el compló y posterior asesinato de Aquino.

Las conclusiones de ese veredicto habían hecho trizas la versión de los militares. El presidente se había sentido amenazado. Obligado a pesar suyo a tolerar que su jefe de Estado Mayor fuese llevado a los tribunales, había anunciado por anticipado que lo rehabilitaría desde el momento en que fuese declarado inocente. Ese día, muchos llegaron a la convicción que el recurso a la justicia buscaba sólo purificar a los acusados o, como dijo el general Ver, lavar el honor del Ejército.

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