Tribuna:

La fiebre confusa de un día cualquiera

El desarrollo de la última sesión ha demostrado que para oponerse a una tendencia negativa, o a un proceso realizador de cierta envergadura, hacen falta bastante más que buenas intenciones. El mercado de valores es, sin duda, un buen termómetro, y la única dificultad estriba en saber qué es lo que está midiendo en cada momento.En esta ocasión, los coletazos de algunas maniobras especuladoras se han confundido con síntomas de recuperación, sin pararse a pensar que, a corto plazo, el panorama económico va a registrar algunos ajustes importantes que las bolsas no pueden pasar por alto. Al tiempo,...

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El desarrollo de la última sesión ha demostrado que para oponerse a una tendencia negativa, o a un proceso realizador de cierta envergadura, hacen falta bastante más que buenas intenciones. El mercado de valores es, sin duda, un buen termómetro, y la única dificultad estriba en saber qué es lo que está midiendo en cada momento.En esta ocasión, los coletazos de algunas maniobras especuladoras se han confundido con síntomas de recuperación, sin pararse a pensar que, a corto plazo, el panorama económico va a registrar algunos ajustes importantes que las bolsas no pueden pasar por alto. Al tiempo, la reposición de títulos que tienen acumulados importantes beneficios por otros que ofrecen el ahorro de un 17% en la cuenta de la declaración de la renta, conforma un ambiente vendedor, y parece querer situar la próxima batalla bursátil en torno a los derechos de suscripción.

En un mercado con un nivel de confusión alto, los pequeños avances o retrocesos que registran las cotizaciones empiezan a carecer de importancia, siendo exclusivamente la suma de las pérdidas lo que empieza a adquirir un sentido, y ello pese a la mejor actuación de dos de los sectores más importantes, que sin recuperaciones fuera de tono indican que las dudas sobre una orientación negativa también pesan a la hora de tomar decisiones.

Los valores eléctricos fueron uno de los sectores que mejor reflejaron el ambiente de la sesión, con alzas y bajas que no parecen responder a la situación particular de cada valor. Los criterios para comprar o vender, empiezan a situarse en el terreno de las expectativas personales, con lo que resulta muy difícil deducir de estos comportamientos una orientación global. El mayor peso específico de los retrocesos es una primera toma de contacto con el ambiente del sector, pero no debe entenderse como algo muy significativo.

Banca y comunicaciones pusieron una discreta nota positiva en el resultado final de la jornada, al registrar un menor empuje del papel y permitirse un respiro. El saldo de los siete grandes descendió considerablemente, situándose en algo menos de 30.000 títulos para el conjunto de los valores. En cuanto se refiere a Telefónica, el octavo que ganó carece de importancia, ya que también registró cambios por encima y por debajo de su cotización anterior. Lo único destacable es el hecho de que su precio parece haber encontrado un soporte en esta zona.

En otro orden de cosas, General de Inversiones anuncia el pago de un dividendo del 6% a cuenta del presente ejercicio, con un importe neto de 24,60 pesetas, para el día 31 de diciembre. También Sagei I abonará un dividendo a cuenta de 125 pesetas brutas el 12 de diciembre, y tres días después procederá a una ampliación de capital en la proporción de una acción nueva por cada diez antiguas, al 200%, esto es con un desembolso de 2.000 pesetas por cada acción nueva que se suscriba. Por otra parte, el mercado de pagarés del Tesoro mantiene la tónica de las últimas jornadas, sin que los tipos de interés conseguidos ayer hayan sufrido variaciones importantes.

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