Cartas al director

Esconder a Jóvenes delincuentes

Tras leer en EL PAÍS y acabar de ver el Telediario, me veo obligado a solidarizarme integralmente con los cuatro amigos que tienen escondidos chicos llamados delincuentes y todavía esperando en la calle meses y meses a ser juzgados. Enrique de Castro, Enrique Martínez de la Reguera, Pilar Luna y Chelo Roca no son solamente amigos de este viejo (mis 80 años me han impedido firmar la carta al ministro) sino voceros de quienes asistimos con dolor, impotencia y más al caso denunciado. Pero mi adhesión no tendría, no tiene, importancia; lo que sí la tiene es lo escrito en Vida Nueva (noviemb...

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Tras leer en EL PAÍS y acabar de ver el Telediario, me veo obligado a solidarizarme integralmente con los cuatro amigos que tienen escondidos chicos llamados delincuentes y todavía esperando en la calle meses y meses a ser juzgados. Enrique de Castro, Enrique Martínez de la Reguera, Pilar Luna y Chelo Roca no son solamente amigos de este viejo (mis 80 años me han impedido firmar la carta al ministro) sino voceros de quienes asistimos con dolor, impotencia y más al caso denunciado. Pero mi adhesión no tendría, no tiene, importancia; lo que sí la tiene es lo escrito en Vida Nueva (noviembre) sobre precisamente el Congreso Internacional de Capellanes Generales de Prisiones (del 9 al 13 de septiembre de este año, en Madrid). Algo deben de saber estos capellanes de 15 países. Me limito a transcribir algunas de sus conclusiones:"La prisión, lejos de ser una solución a la delincuencia, es generadora de más delincuencia". "El delincuente, antes de cometer el acto delictivo contra la sociedad, ha sido víctima de la misma sociedad". "La sociedad es injusta con los delincuentes; piensa que la respuesta a la delincuencia debe ser la represión". "Las mismas comunidades eclesíales participan de esta misma idea de la sociedad. El mundo de las prisiones es un mundo marginado también por la Iglesia...". "La prisión hace más mal que bien, es generadora de nueva delincuencia, deteriora la persona lidad, es un no-sentido". "Esta comisión desea la búsqueda de alternativas de la prisión (servicios sociales, tutela, medidas terapéuticas, sistemas de prueba, trabajo obligatorio ... )". "La comisión de clara que tales alternativas no deben ser otra prisión bajo otro nombre...". "La comisión está convencida de que la detención es perjudicial para los jóvenes; y que no haya en prisión menores de 18 años, sino que sea confiados a me didas educativas y terapéuticas para ayudarles a reinsertarse en la sociedad...".

Entiendo, pues, que lo que han acometido estos amigos, a los que se asocia un llamado abuelo de no pocos de estos chavales, no viene a ser más que dar una voz y adelantarse a medidas que, a pesar de tantas promeas y planes, no llegan. También podríamos decir que esto, hecho para el pueblo joven y en su favor (viven acorralados como bestias por las calles muchos meses antes o después de entrar en prisión, imposibilitados de toda inserción social), tiene su forma original y primaria de ser democráticos, defendiendo a los que los dichos capellanes reconocen ser víctimas de la sociedad.

¡Ah!, y no olvidemos que estos medios: ocultar y cómo defender a quienes han tenido que ser delincuentes y están todavía sin juicio, sin otra salida, viene a ser una forma contra la violencia establecida en cualquier nivel y que a pesar de la ilegalidad viene a saber como a bienaventurana (los que sufren por la justicia). No defendemos, pues, la delincuencia, intentamos remediarla (los chicos también tienen su responsabilidad), apuntando a reinsertar en esto tan ambiguo y sucio de nuestra sociedad (y crear en ellos buena leche, pues bien mala se la hemos dado) a los más pequeños y los peor que mal afamados de los malos... Dificilísima solución.

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(A Jesús, porque comía con los pecadores, le llamaron Belcebú... Después la autoridad lo colgó).-

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