EL FUTURO DEL MERCADO COMÚN

España entra en la CEE para cambiar el curso de una historia negativa, según Felipe González

España entra en la CEE para cambiar el curso de una historia negativa para el país, según declaró el presidente del Gobierno, Felipe González, en el acto de inauguración de las jornadas que con el título España ante el reto de Europa ha organizado la Federación Socialista Madrileña.

Por un lado se trata de superar el aislamiento político que ha conseguido hacer prevalecer durante demasiado tiempo el autoritarismo en nuestra sociedad y, por otro, poner fin al hiperproteccionismo económico que no ha generado sino subdesarrollo y marginación para nuestro pueblo.En un tono coloquial, qu...

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España entra en la CEE para cambiar el curso de una historia negativa para el país, según declaró el presidente del Gobierno, Felipe González, en el acto de inauguración de las jornadas que con el título España ante el reto de Europa ha organizado la Federación Socialista Madrileña.

Por un lado se trata de superar el aislamiento político que ha conseguido hacer prevalecer durante demasiado tiempo el autoritarismo en nuestra sociedad y, por otro, poner fin al hiperproteccionismo económico que no ha generado sino subdesarrollo y marginación para nuestro pueblo.En un tono coloquial, quizá el que reserva para los íntimos, con una intención profesoral, el presidente del Gobierno, en su calidad de secretario general del PSOE, se dirigió a un auditorio de apenas 250 personas, incluidos periodistas, personal invitado y agentes de seguridad. A pesar de que los organizadores del acto habían previsto "una avalancha de 3.000 personas", las 812 butacas del auditorio de la Casa de la Villa de Madrid se vieron más que vacías aún contando con la sorpresa de última hora que significaban las palabras del presidente.

Felipe González no dudó en señalar como rémora negativa para el ingreso los más de 20 años de retraso con que se produce la incorporación, fruto sobre todo del aislacionismo político español, pero también que las prioridades de la transición hicieron que la entrada a Europa esperara el arreglo interno de la estabilidad democrática. "Estar dentro de la Comunidad, supone", dijo, "un cambio cualitativo, aunque sólo fuera por la razón pragmática de que el 50% de nuestro comercio se realiza con los países comunitarios y que nuestros intereses se defienden mejor puertas adentro que en la sala de espera"'.

España es una nación joven, a pesar de toda su tradición histórica, que tiene el derecho como cualquiera a construir con todas sus fuerzas una comunidad de futuro. El presidente insistió en que, para sobrevivir, Europa necesita crecer, y que a pesar de los orgullos nacionales una Europa anclada en su realidad actual no podrá nunca competir con el potencial económico de Estados Unidos y Japón.

Mayor competitividad

Rechazó como inadecuados los planteamientos de algunos sectores que piden un retraso por encima del período de siete o 10 años, según sectores, que está previsto para la adaptación. Es el mismo caso del IVA, explicó. Esos mismos argumentos, dijo, exponían cuando hace ocho años se planteó formalmente el ingreso y nadie se da cuenta ahora que este período puede haber sido un plazo perdido. También calificó como actitud "ácrata de derechas" aquellos que califican de "canallada", sin haberla padecido, a la reconversión industrial.España, dijo Felipe González, "necesita modernizarse y ser más competitiva. No quisiera ver en el futuro a una España perniquebrada en el concierto europeo sino a una nación que exige su legítimo derecho a desarrollarse".

El presidente del Gobierno hizo también referencias a la necesaria reforma institucional de la CEE, proceso en el que España tiene que desarrollar un papel dinamizador, positivo para que Europa pueda ofrecer alternativas serias no sólo para su desarrollo interno equilibrado sino como elemento dinamizador de países y áreas del Tercer Mundo.

Los ponentes de las jornadas analizaron ayer la política agrícola comunitaria y los aspectos sociales incluidos en el tratado de adhesión.

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