Soares dimite como secretario del PS portugués

Mario Soares renunció ayer al cargo de secretario general del Partido Socialista portugués (PS) y cambió la rosa roja del socialismo por la rosa amarilla, emblema de su candidatura a la presidencia de la República.Con la investidura del nuevo Gobierno, presidido por Aníbal Cavaco Silva, Mario Soares puede dedicarse finalmente de lleno al objetivo que persigue con más afán desde unos años, y al cual, según sus adversarios, ha sacrificado muchas veces los intereses de su propio partido: menos de 24 horas después del traspaso de poderes al nuevo Gabinete en funciones, el ex primer ministro ha dej...

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Mario Soares renunció ayer al cargo de secretario general del Partido Socialista portugués (PS) y cambió la rosa roja del socialismo por la rosa amarilla, emblema de su candidatura a la presidencia de la República.Con la investidura del nuevo Gobierno, presidido por Aníbal Cavaco Silva, Mario Soares puede dedicarse finalmente de lleno al objetivo que persigue con más afán desde unos años, y al cual, según sus adversarios, ha sacrificado muchas veces los intereses de su propio partido: menos de 24 horas después del traspaso de poderes al nuevo Gabinete en funciones, el ex primer ministro ha dejado todos los cargos que ocupaba en el partido desde 1973 y ha instalado su cuartel general en el edificio barroco, sede del Movimiento de Apoyo de Soares a la Presidencia (MASP).

No es la primera vez que Soares se aleja del liderazgo del PS. Ya lo hizo en. 1980, por desacuerdo con el apoyo de los socialistas a la reelección del presidente Antonio Ramalho Eanes, para regresar triunfalmente en 1981, el año de la elección de François Mitterrand en Francia. Ahora Soares también ha dejado abierta una puerta a su regreso logrando que el congreso del PS de mayo próximo designe al nuevo secretario.

Sin embargo, esta vez no se trata de un "adiós hasta mi regreso", y, cualquiera que sea el resultado de los comicios de enero próximo, Soares nunca más será el jefe único y todopoderoso del socialismo luso. Si alcanza la jefatura del Estado, pasará a ser para el PS una figura tutelar, respetada, pero un tanto lejana de la vida diaria del partido. Si pierde, esta segunda derrotá, después del desastre de los comicios legislativos de octubre, significaría el ocaso irremediable de su autoridad.

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