CANARIAS

Versiones contradictorias sobre el estado mental del recluta que se dio muerte en Madrid

Miguel Ángel García Bolaños, el soldado grancanario que el pasado jueves se suicidó en la carretera de Colmenar, en Madrid, tras sufrir un accidente automovilístico cuando conducía un coche militar, había intentado quitarse la vida poco antes de iniciar su servicio militar, según confesaron algunos compañeros suyos canarios. Pese a ello, la familia insiste en resaltar el equilibrio psíquico del joven Miguel Ángel, al que diversas fuentes califican como "un muchacho noble y un buen estudiante".

, Los familiares y amigos de Miguel Ángel García Bolaños, del barrio de San Isidro, en Gál...

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Miguel Ángel García Bolaños, el soldado grancanario que el pasado jueves se suicidó en la carretera de Colmenar, en Madrid, tras sufrir un accidente automovilístico cuando conducía un coche militar, había intentado quitarse la vida poco antes de iniciar su servicio militar, según confesaron algunos compañeros suyos canarios. Pese a ello, la familia insiste en resaltar el equilibrio psíquico del joven Miguel Ángel, al que diversas fuentes califican como "un muchacho noble y un buen estudiante".

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, Los familiares y amigos de Miguel Ángel García Bolaños, del barrio de San Isidro, en Gáldar, un municipio agrícola al noroeste de la isla de Gran Canaria, donde vivía el joven, que justamente el día de su muerte cumplía 20 años de edad, conservan del joven una imagen de muchacho equilibrado. Miguel Ángel era cartero y conductor de la División Acorazada Brunete número 1, de El Pardo.Los familiares de Miguel Ángel coinciden en afirmar que el muchacho no padecía ningún tipo de trastorno mental. El COU lo aprobó con media de sobresaliente. Era el segundo de cinco hermanos -tres chicas y dos varones- hijos del matrimonio formado por Tiburcio Rubén García Moreno y Dominga Bolaños Mederos. Su padre viajó el mismo jueves a Madrid para gestionar el traslado del cadáver. Su madre, pálida y cariacontecida, no dice nada. Calla y llora. Sus familiares sólo le escuchan repetir la misma letanía: "Era un niño bueno. Yo ya sabía que el Ejército no le iba a acarrear nada bueno. Era un niño bueno y el ambiente militar lo trastocó, me lo mató".

Sin embargo, a pesar de las supuestas muestras de equilibrio mental, los amigos de Miguel Ángel confesaron que poco antes de entrar en el servicio militar se había cortado las venas, al parecer por no poder enrolarse en la Guardia Civil. "Esa es la única vez que nosotros sepamos que intentó suicidarse. De resto era un chico muy callado y no le gustaban las peleas", comentaron algunos de sus amigos.

Miguel Ángel no bebía ni le gustaban mucho las verbenas. Era más bien introvertido, el típico muchacho de campo. Hacía deporte, montaba en bicicleta de competición y escuchaba mucha música. Su familia, que se dedica a la agricultura, es muy modesta y él mismo tuvo que dejar de estudiar por falta de recursos económicos. Dividía su trabajo entre la aparcería y el bar de su tío, al que echaba una mano cuando podía.

"Era muy bueno con su familia", señaló un tío suyo. "En cuanto podía sacaba a sus hermanos menores de paseo, los llevaba a la playa y al cine. Era un chico maduro, serio y trabajador. Era un joven de su edad, sin interés por la política".

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Su último permiso militar lo disfrutó entre los meses de julio y agosto pasado, en Gran Canaria, junto a su familia. La última conversación telefónica con sus padres la sostuvo el pasado sábado, Día de la Hispanidad. Sólo le quedaban dos meses para licenciarse.

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