El centro de la ciudad

"Un día, en París, un periodista del Paris Match que no conocía Madrid me preguntó en qué lugar estaba nuestro hotel. Le contesté que en el mismo centro de la ciudad, que Madrid está alrededor del Ritz". John J. Macedo, 39 años, director general del hotel desde hace tres, está muy orgulloso de su casa. Los viejos esplendores de la belle époque retornan pocoá poco al edificio de la plaza de la Lealtad. En muy breve plazo, en el salón francés habrá cada tarde tes-concierto; en el vestítulo alto, la música de jóvenes orquestas de cámara se mezclará con el quedo murmullo de las c...

"Un día, en París, un periodista del Paris Match que no conocía Madrid me preguntó en qué lugar estaba nuestro hotel. Le contesté que en el mismo centro de la ciudad, que Madrid está alrededor del Ritz". John J. Macedo, 39 años, director general del hotel desde hace tres, está muy orgulloso de su casa. Los viejos esplendores de la belle époque retornan pocoá poco al edificio de la plaza de la Lealtad. En muy breve plazo, en el salón francés habrá cada tarde tes-concierto; en el vestítulo alto, la música de jóvenes orquestas de cámara se mezclará con el quedo murmullo de las conversaciones en inglés, en árabe, en francés y, por supuesto, en castellano.

Una parte de su éxito lo atribuye Macedo a la promoción que de la ciudad hacen los responsables de la comunidad autónoma y del Ayuntamiento. "El viejo profesor vende muy bien Madrid como destino turístico", afirma.

El hotel cuenta con 156 habitaciones y 26 suites. Los precios van de las 18.000 pesetas de una habitación individual a las 60.000 de la suite real. El restaurante, para el que se ha contratado a un joven chef, Patrick Buret, discípulo de Paul Bocuse, ha abandonado la desprestigiada comida internacional típica de los hoteles de todo el mundo para especializarse en cocina francesa elaborada con materias primas españolas.

El Ritz tiene en la actualidad 236 empleados, una de las más altas tasas de Europa en relación al número de clientes. La estancia media es de 2,8 días por cliente. "Los tiempos en que venían cargados de baúles y estaban aquí durante meses ya están lejanos", afirma Macedo.