Dos militares perecen al estrellarse su helicóptero en la autopista de Vigo

Un alférez de navío y un guardia marina de la Escuela Naval Militar de Marín perdieron ayer sus vidas a las 13.50 horas, al precipitarse el helicóptero que tripulaban sobre uno de los carriles de acceso a la autopista Vigo-Pontevedra, a su paso por la localidad de Moaña, muy cerca del puente de Rande. Se trata del alférez de navío y monitor de vuelo Juan de la Torre Sierra y del guardia marina de segunda Jesús Velarde Echevarría, que realizaban un vuelo de prácticas.

Según testigos presenciales, el pequeño helicóptero pasó bajo el puente de Rande y a continuación sobrevoló la autopi...

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Un alférez de navío y un guardia marina de la Escuela Naval Militar de Marín perdieron ayer sus vidas a las 13.50 horas, al precipitarse el helicóptero que tripulaban sobre uno de los carriles de acceso a la autopista Vigo-Pontevedra, a su paso por la localidad de Moaña, muy cerca del puente de Rande. Se trata del alférez de navío y monitor de vuelo Juan de la Torre Sierra y del guardia marina de segunda Jesús Velarde Echevarría, que realizaban un vuelo de prácticas.

Según testigos presenciales, el pequeño helicóptero pasó bajo el puente de Rande y a continuación sobrevoló la autopista a baja altura, y cuando comenzaba a remontar el vuelo chocó contra unos cables de alta tensión. que cruzan la vía de comunicación, precipitándose envuelto en llamas sobre la calzada de uno de sus accesos. En su caída, el helicóptero arrastró los cables del tendido eléctrico con los que había chocado, pero ni éstos ni la propia aeronave provocaron daño alguno a los vehículos que circulaban a esa hora por la autopista.

Los oficiales de la Armada que se trasladaron al lugar donde se produjo el accidente creen que la muerte de sus dos compañeros se produjo en el acto, al resultar electrocutados, y que la propia descarga eléctrica provocó la explosión en vuelo del depósito de combustible del helicóptero.

A las cuatro de la tarde, los cadáveres de los dos marinos permanecían entre los restos de la aeronave, que quedó reducida a un amasijo de hierros difícilmente reconocible, a la espera de la llegada del juez que ordenase el levantamiento de los cadáveres.

El helicóptero, un Bell-47, estaba realizando un vuelo de prácticas para el adiestramiento de guardias marinas y había salido de su base en la Escuela Naval de Marín a la una de la tarde.

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