Los hermanos Fierro, consejeros del Banco Central, presentaron ayer su dimisión a Alfonso Escámez

Alfonso Fierro Viña, vicepresidente del Consejo de Administración del Banco Central, y su hermano Ignacio, consejero de la entidad, presentaron ayer su dimisión al presidente del banco, Alfonso Escámez, según informaron fuentes de la familia Fierro. El consejo de administración de la entidad tiene previsto reunirse hoy para abordar la situación creada. La salida de los dos representantes del paquete accionarial de carácter familiar más significativo de la primera entidad financiera del país vuelve a plantear los problemas de sucesión en la presidencia del Banco Central.

Las causas que s...

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Alfonso Fierro Viña, vicepresidente del Consejo de Administración del Banco Central, y su hermano Ignacio, consejero de la entidad, presentaron ayer su dimisión al presidente del banco, Alfonso Escámez, según informaron fuentes de la familia Fierro. El consejo de administración de la entidad tiene previsto reunirse hoy para abordar la situación creada. La salida de los dos representantes del paquete accionarial de carácter familiar más significativo de la primera entidad financiera del país vuelve a plantear los problemas de sucesión en la presidencia del Banco Central.

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Las causas que se señalan para la dimisión, cantada a media voz sistemáticamente desde antes del verano, se centran en los problemas financieros por los que han atravesado los negocios españoles de la familia Fierro, especialmente tras la suspensión de pagos de Constructora Internacional y la venta del Banco de Finanzas al Chase Manhattan Bank.En medios cercanos a la familia se comentaba ayer que el vicepresidente del Banco Central presentó su dimisión ante la acumulación de problemas que se venían produciendo sobre el grupo familiar y que Ignacio Fierro lo hizo por solidaridad con su hermano. La salida del consejo de administración del Central de los dos hermanos Fierro supone una nueva incógnita para la configuración interna futura del banco, ya que no existe en la entidad ningún tapado para suceder en la presidencia a Alfonso Escámez. Esta incógnita se manifestó de modo incipiente tras el atentado de ETA en Madrid, el pasado mes de febrero, que costó la muerte de Ricardo Tejero Magro (Tejero el bueno), hasta entonces consejero y director general de la entidad.

Venta tras venta

El grupo financiero de la familia Fierro ha atravesado en los últimos meses por diversos problemas que culminaron con la venta al Chase Manhattan Bank del Banco de Finanzas al precio de una peseta por acción. Esta institución financiera tenía una participación del 19% en el Central y los Fierro controlaban el 49% de su capital social, cifrado en 2.000 millones de pesetas a finales de 1984. Antes de esta venta el grupo Fierro, después de proceder a un cambio en el consejo de administráción, tuvo que presentar la suspensión de pagos de Constructora Internacional (empresa controlada por el grupo), como consecuencia de impagos por obras en el extranjero, especialmente en Libia. La suspensión afectó a la salud patrimonial del Banco de Finanzas, principal acreedor de la constructora, y planteó problemas de provisiones para posibles fallidos al Banco Central, la segunda entidad en la lista de acreedores. Poco después se hizo pública la venta del hotel Villamagna, de Madrid, donde los Fierro tenían una participación importante. Fuentes del Central cifraban las deudas del grupo Fierro con el banco en, al menos, 4.000 millones de pesetas, procedentes en una gran parte de Constructora Internacional.

El grupo Fierro, que entró en el Banco Central tras la absorción por parte de este último del Banco Ibérico, en enero de 1978, llegó a controlar un paquete en torno al 7% del capital social de la entidad, y tuvo a tres miembros de la familia en el consejo de administración: los hermanos Alfonso, vicepresidente; Ignacio y Arturo, que dimitió hace varios años. A lo largo de los años el paquete accionarial fue disgregandose y, en una última etapa, fue vendiéndose en pequeñas partes controladas por el Banco Central.

La familia Fierro, que tenía ya problemas para inyectar liquidez a su grupo financiero y a algunas de sus empresas, obtenía de esta forma liquidez; paralelamente, en el seno del Banco Central se iba diluyendo un paquete significativo de acciones que podía provocar problemas para la gestión ejecutiva de la entidad. Finalmente, Escámez pudo anunciar en la junta general que ningún accionista no institucional tenía por encima del 1% de las acciones del Banco Central.

El consejo de administración del Banco Central que se celebrará hoy aceptará formalmente la renuncia de los Fierro. La tarea del consejo del Central está ahora en nombrar un nuevo vicepresidente que, previsiblemente, debería tener el perfil del posible sucesor de Alfonso Escámez, máxime en unos momentos en los que este grupo bancario está realizando diversos ajustes de importancia.

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