Tribuna:

La mariposa alada busca la muerte en el cemento

Con el 109% cada vez más cerca, a cuenta de una nueva pérdida de 31 centésimas en el índice general, la bolsa parece haber tomado una peligrosa tendencia a la baja. Desde el punto de vista técnico todavía debe bajar 0,33 puntos para empezar a gritar ¿sálvese quien pueda! Pero ahí están los síntomas anunciadores.Los analistas, en estas circunstancias, parecen muy empeñados en encontrar las razones. de esta debilidad, posiblemente con la intención de que otra persona les confirme las incertidumbres que sufren ellos mismos. Tampoco existen milagros a la hora de encontrar soterradas explicaciones....

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Con el 109% cada vez más cerca, a cuenta de una nueva pérdida de 31 centésimas en el índice general, la bolsa parece haber tomado una peligrosa tendencia a la baja. Desde el punto de vista técnico todavía debe bajar 0,33 puntos para empezar a gritar ¿sálvese quien pueda! Pero ahí están los síntomas anunciadores.Los analistas, en estas circunstancias, parecen muy empeñados en encontrar las razones. de esta debilidad, posiblemente con la intención de que otra persona les confirme las incertidumbres que sufren ellos mismos. Tampoco existen milagros a la hora de encontrar soterradas explicaciones. Las grandes carteras no encuentran demasiados elementos de confianza en la renta variable y prefieren continuar colocándose en pagarés, que, a pesar de su deslizamiento a la baja, ofrecen una rentabilidad fina y segura. Esa inhibición institucional -única esperanza de reacción bursátil- se refleja en la brevedad de la negociación diaria (649,5 millones de pesetas efectivas el martes), que se va aproximando a los niveles mínimos del año.

Y sin un incremento de la contratación no se podrá superar la tradicional apatía. Precisamente este decantamiento a la baja -a pesar de las previsiones en sentido contrario trazadas a principios de mes- es casi preferible a ese encefalograma plano mantenido desde hace demasiadas semanas. Cuando la bolsa baja ya se sabe que el siguiente movimiento será de elevación. No es ningún consuelo para los inversores, pero al menos permite constatar que el enfermo se mueve, que aún vive.

Los viejos lobos de mar, sin embargo, perciben ese conocido perfume, indicador de que una vez más la bolsa puede estar anticipándose a los acontecimientos; si es así, muy pronto habrá explicaciones hasta para los más exigentes. El castigo sufrido por el sector eléctrico, por ejemplo, comienza a justificarse con posibles procesos de fusión o de ofertas públicas de adquisición de acciones. Los responsables del sector han desmentido esta posibilidad, pero siempre queda la duda. En todo caso, parece más plausible este tipo de explicaciones para justificar la coyuntura bursátil que por un hipotético -y hasta desmentido en cierta medida- retraso en la incorporación a la Europa comunitaria.

Tampoco el precio del dinero tiene ahora grandes oportunidades objetivas de influir en la marcha de la bolsa a cuenta de su práctico estancamiento. Las oscilaciones que se registran en el mercado del dinero son testimoniales. Los depósitos a un día en el interbancario se situaron ayer al 11,30% (10,99% anterior), lo que supone un leve repunte, pero a un mes se, invierte la tendencia (11,50% frente a 12,25%) y queda casi igual a tres meses (11,90% contra 11,87%). En los pagarés, los tipos se apreciaron en torno a cuatro centésimas para todos los plazos.

En cualquier caso, y a pesar del próximo vencimiento de pagarés, por más de 300.000 millones de pesetas, los expertos creen que la necesaria inyección ¿le dinero a la renta variable no comenzará antes de que Felipe González regrese a España. Pero lo que hoy se cuente respecto al reglamento del impuesto sobre la renta será determinante para el corto plazo de la bolsa.

Archivado En