Soares aspira al triunfo absoluto en las elecciones legislativas

Mario Soares, líder de los socialistas portugueses, declaró el jueves que es absolutamente necesario que el PS recoja en octubre el 43% de los votos, para disponer de la mayoría en el futuro Parlamento de Lisboa y poder gobernar en solitario los cuatro años siguientes.

Soares, candidato del Partido Socialista portugués (PS) a la Presidencia de la República en las elecciones de diciembre próximo, convocó el jueves a los periodistas para hacer un examen de los resultados de su gestión al frente del Gabinete de coalición con el Partido Social Demócrata (PSD) desde junio de 1983.Soares cent...

Mario Soares, líder de los socialistas portugueses, declaró el jueves que es absolutamente necesario que el PS recoja en octubre el 43% de los votos, para disponer de la mayoría en el futuro Parlamento de Lisboa y poder gobernar en solitario los cuatro años siguientes.

Soares, candidato del Partido Socialista portugués (PS) a la Presidencia de la República en las elecciones de diciembre próximo, convocó el jueves a los periodistas para hacer un examen de los resultados de su gestión al frente del Gabinete de coalición con el Partido Social Demócrata (PSD) desde junio de 1983.Soares centró sus declaraciones en la actual campaña para las elecciones legislativas de octubre, en las que aspira lograr una mayoría parlamentaria absoluta. Los socialdemócratas han anunciado ya que si vencen en las próximas elecciones pactarán una alianza con el democristiano Centro Democrático Social (CDS).

Soares ha recordado, sin embargo, que Ia experiencia de los últimos años ha mostrado que no hay en Portugal condiciones para gobernar desde la derecha", porque con los socialistas y las dos grandes centrales sindicales (CGT, comunista, y UGT, socialista) en la oposición "no hay base social para realizar las reformas de fondo necesarias".

En cambio, Mario Soares promete que los socialistas, si consiguen la mayoría absoluta, harán en cuatro años de Portugal "un país más próspero, más europeo, más portugués". Considera que ese objetivo es ahora posible, gracias al "valor y patriotismo" del anterior líder socialdemócrata, Carlos Mota Pinto -fallecido el pasado mes de mayo-, que aceptó formar con los socialistas un Gobierno de bloque central en 1983, y cuya política de estabilización salvó a Portugal de la bancarrota y del caos.

Fue el actual líder del PSD, Aníbal Cavaco Silva, quien impidió la conclusión del programa del Gobierno de coalición, ofreciendo a los comunistas "una victoria que ya no esperaban", con la realización de elecciones anticipadas.

Ataques a Cavaco Silva

El ataque duro y personal contra el líder del PSD es el tema dominante de la campaña electoral del PS, pero Mario Soares es aún más contundente en privado. Dice estar "absolutamente seguro" de que su partido alcanzará la mayoría absoluta, porque sería preciso que el electorado "sea estúpido" para no castigar a Cavaco Silva y al PSD, "responsable por la inestabilidad política portuguesa de los últimos años", y el líder socialista tiene una "fe absoluta" en el electorado portugués, y ninguna en los sondeos, realizados, según él, por empresas "manipuladas y por comunistas", y que se obstinan en atribuir al PSD un mayor número de intenciones de votos que al PS.

Soares piensa también que el Partido Renovador Democrático (PRD) o partido eanista robará votos a los comunistas "si es que saca algunos", pero nunca al PS. Que no todo el mundo, dentro del PS, comparte el optimismo oficial de Soares, lo prueba el compromiso personal del secretario general en una campaña que debía ser dirigida por el candidato a primer ministro, Antonio Almeida Santos. Soares, aspirante en diciembre a la Presidencia, debería mantener una actitud más distante, menos comprometida con un partido para corresponder a la imagen que los portugueses se han hecho del jefe del Estado ideal. En los carteles publicitarios de la candidatura de Soares a la Presidencia de la República, el símbolo socialista de la rosa roja dentro de un puño cerrado ha sido sustituido por una rosa amarilla, que causó sorpresa y comentarios chistosos.