La policía oculta la identidad del presunto terrorista muerto al colocar una bomba

A última hora de la tarde de ayer seguía sin conocerse la identidad del joven muerto en la noche del lunes al estallarle una bomba que, presumiblemente, colocaba en el coche de un policía nacional en la localidad guipuzcoana de Pasajes de San Pedro, próxima a San Sebastián. El silencio que mantienen diversas fuentes policiales, tanto sobre la identidad del presunto activista muerto como del tipo de explosivo que se utilizó en el atentado, hace pensar en la decisión policial dé mantener en secreto las investigaciones.

El cadáver del joven, cuya edad se calcula entre los 20 y 25 años, se ...

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A última hora de la tarde de ayer seguía sin conocerse la identidad del joven muerto en la noche del lunes al estallarle una bomba que, presumiblemente, colocaba en el coche de un policía nacional en la localidad guipuzcoana de Pasajes de San Pedro, próxima a San Sebastián. El silencio que mantienen diversas fuentes policiales, tanto sobre la identidad del presunto activista muerto como del tipo de explosivo que se utilizó en el atentado, hace pensar en la decisión policial dé mantener en secreto las investigaciones.

El cadáver del joven, cuya edad se calcula entre los 20 y 25 años, se encuentra en el cementerio Polloe, de San Sebastián, donde le fue practicada la autopsia en la mañana de ayer. El Juzgado número 3 de San Sebastián instruye diligencias para la investigación del suceso.A las 12.23 horas de la noche del lunes, a la altura del número 1 de la calle de Murtimuño, de la localidad de Pasajes de San Pedro, donde se encuentran algunos inmuebles de viviendas familiares de los policías nacionales, hizo explosión una bomba en el coche Seat 124, matrícula SS-94.538, de color blanco, propiedad de un policía nacional. Sobre las 12.30 de la noche, los socorristas recogieron al presunto activista que, junto al coche siniestrado, permanecía gravemente herido. Ya en la residencia Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián, donde ingresó inconsciente, falleció unos minutos más tarde. Según el parte médico facilitado por este centro sanitario, el joven presentaba quemaduras de tercer grado en más de la mitad del cuerpo, amputación de la mano izquierda y pérdida del ojo izquierdo, así como también explosión abdominal.

La idea de que un compañero del presunto activista, que huyó instantes después de la explosión por los alrededores del monte Ulía, estuviera herido fue desechada a mediodía de ayer por fuentes policiales, tras un intenso rastreo de la zona.

En el barrio de Trintxerpe, en donde estalló la bomba, muy próximo a San Sebastián, residían también los policías que, el pasado 22 de mayo de 1985, fueron asesinados en el monte Ulía, cuando paseaban con sus perros. De extracción inmigrante en- su mayoría, el barrio de Trintxerpe pertenece a la localidad de Pasajes, de más de 20.000 habitantes.

A lo largo de la jornada de ayer se sucedía la espera de los datos para conocer la identidad del fallecido. El hecho de que estuviera indocumentado en el momento de su muerte y la probabilidad de que sean secretas las correspondientes pesquisas policiales coloca en un punto muerto la información. El rostro destrozado del fallecido permitía, sin embargo, reconocer sus facciones personales. El pasado 3 de julio de 1983, el joven etarra Antxón Tolosa murió en similares circunstancias.

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