Cartas al director

Turistas prohibidos

La Jonquera, 5 de agosto de 1985, a las 22.30. El turismo rodado cruza la frontera masivamente sin ser detenido, controlado o registrado. En el momento de cruzar el puesto fronterizo español, nuestro coche es detenido y, sin mediar palabra, se conmina a salir del coche a uno de sus ocupantes. Se trata de un autoestopista yugoslavo, recogido en Narbonne por los abajo firmantes, al que se retiene sin ninguna explicación, no precisamente de buenas maneras, por espacio de más de media hora.Nuestros celosos agentes del orden, cuando recabamos una explicación de por qué se retenía a esta persona, no...

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La Jonquera, 5 de agosto de 1985, a las 22.30. El turismo rodado cruza la frontera masivamente sin ser detenido, controlado o registrado. En el momento de cruzar el puesto fronterizo español, nuestro coche es detenido y, sin mediar palabra, se conmina a salir del coche a uno de sus ocupantes. Se trata de un autoestopista yugoslavo, recogido en Narbonne por los abajo firmantes, al que se retiene sin ninguna explicación, no precisamente de buenas maneras, por espacio de más de media hora.Nuestros celosos agentes del orden, cuando recabamos una explicación de por qué se retenía a esta persona, nos contestan que "no disponía del mínimo legal necesario de 3.000 pesetas al día, lo que ascendía a la cifra de 90.000 pesetas al mes por persona para poder entrar en España" (sic). Insistimos en esperar al joven yugoslavo, pese a que se nos insta a que nos vayamos, y cuando éste sale -por fin- nos dice que dispone de 200 marcos alemanes para tres días, que es el tiempo que piensa permanecer en España.

Los agentes, inflexibles en el cumplimiento del deber, más allá de lo que exige la nueva disposición -cuyo cumplimiento no se comprueba en el caso de los turistas motorizados-, señalan que es costumbre de los yugoslavos permanecer en España indefinidamente, ocasionando en nuestro país todo tipo de problemas.

Nuestras protestas fueron inútiles y al yugoslavo se le impide la entrada en España. Evidentemente, estamos en el camino de conseguir un turismo de clase.-

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