Tribuna:

El dinero es muy desconfiado cuando ve mucho papel

Los tanteos vendedores de la inversión a corto plazo sirvieron para comprobar el alcance de la recuperación que estaban viviendo los mercados de valores, y han demostrado que, como ya sucediera durante la primera quincena de este mes, la presencia de papel en el corro, por mínima que sea, provoca una retirada inmediata del dinero, que a lo largo de este año se ha vuelto muy desconfiado. Al tiempo, cualquier presión de la demanda trae consigo un incremento exagerado de los precios. Es evidente que la inactividad es la causa de que cualquier manifestación de una postura clara altere inmediatamen...

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Los tanteos vendedores de la inversión a corto plazo sirvieron para comprobar el alcance de la recuperación que estaban viviendo los mercados de valores, y han demostrado que, como ya sucediera durante la primera quincena de este mes, la presencia de papel en el corro, por mínima que sea, provoca una retirada inmediata del dinero, que a lo largo de este año se ha vuelto muy desconfiado. Al tiempo, cualquier presión de la demanda trae consigo un incremento exagerado de los precios. Es evidente que la inactividad es la causa de que cualquier manifestación de una postura clara altere inmediatamente el equilibrio, situación que mantiene inoperantes a las instituciones, ya que, en estos momentos, una partida de 20.000 títulos, a la compra o a la venta, puede determinar el curso de toda la sesión. La pequeña reactivación del negocio que se dio en días pasados obedece, al parecer, a la toma de posiciones de los particulares, que ante las posibilidades de una orientación alcista decidieron ampliar ligeramente el plazo de sus operaciones, aunque ya empiezan a pasar la factura.Algunos de los principales valores eléctricos habían conseguido acumular durante esos días hasta cinco enteros, por lo que no es de extrañar que la inversión a corto haya pensado aquello de que a nadie le amarga un dulce, y sobre todo después del régimen a que han estado sometidos. Sin embargo, la inmediata retirada del dinero evitó una caída más fuerte de las cotizaciones, que, en general, no registraron retrocesos importantes.

Una de las oscilaciones que más llamó la atención de los todavía escasos asistentes fue la de las acciones del Banco de Bilbao, que con un resto comprador de 336 títulos y algo menos de 4.000 negociados subió siete enteros. El otro componente: de los siete grandes que registró la segunda cifra mínima de negocio, el Vizcaya, también fue de los que sufrieron variaciones en sus cambios, manteniéndose los demás con las cotizaciones anteriores, a pesar de que sus cifras de negocio eran mayores y sus saldos, compradores o vendedores, eran más abultados. Al parecer, la inactividad está volviendo a estos valores más sensibles.

El resto del mercado no ofreció tampoco una imagen demasiado activa, con la mayor parte de los valores recortando su precio o viéndose obligados sus cuidadores a no fijar cambio alguno ante la falta de partidas. No quiso ser menos Telefónica, que cedió medio entero, con lo que en tan sólo dos sesiones pierde todo lo que ganó el viernes anterior.

Las expectativas que se habían fraguado para este final de mes empiezan a ser revisadas a la baja o, en el mejor de los casos, a ser prorrogadas. El precio del dinero aún debe confirmar la tendencia a la baja cuando todo el sistema económico vuelva a ponerse en marcha, y será tan sólo entonces cuando los mercados de valores den su respuesta definitiva. Por el momento, los pagarés del Tesoro negociados en la Bolsa continúan con sus altibajos en lo que se refiere a los tipos de interés. Ayer se negociaron 400 millones de pesetas menos que en la sesión del lunes, registrándose un leve retroceso en los tipos máximos, que se sitúan en el 12,750% anual para los pagarés con un pacto de recompra entre ocho y 15 días.

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