¿Qué hay tras las bufonadas de Agca?

Lo que empezó en mayo como el juicio del siglo se ha convertido en una farsa de Pirandello. (...) Al intentar persuadir a un magistrado italiano de que los búlgaros le habían contratado para asesinar al Papa, Mehmet Alí Agca ha hecho un bufón de sí mismo. Para pesar de los que habían creído en él, ha proclamado su divinidad, prometido realizar milagros y ofrecido versiones opuestas de su intento de asesinato.Según el fiscal, "si lo que quería era destruir su propia credibilidad, le ha salido maravillosamente bien".

¿Quién podría tener en cuenta las palabras de Alí Agca? No hay ni...

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Lo que empezó en mayo como el juicio del siglo se ha convertido en una farsa de Pirandello. (...) Al intentar persuadir a un magistrado italiano de que los búlgaros le habían contratado para asesinar al Papa, Mehmet Alí Agca ha hecho un bufón de sí mismo. Para pesar de los que habían creído en él, ha proclamado su divinidad, prometido realizar milagros y ofrecido versiones opuestas de su intento de asesinato.Según el fiscal, "si lo que quería era destruir su propia credibilidad, le ha salido maravillosamente bien".

¿Quién podría tener en cuenta las palabras de Alí Agca? No hay ninguna corroboración independiente que haga creíble su teoría de que fue reclutado por los servicios secretos de Bulgaria y la Unión Soviética para quitarse de encima al problemático Papa polaco.

Continuamente ha cambiado los detalles clave sobre tiempo, lugar y personas implicadas, y rebosa confusión cuando expone sus invenciones. Ahora ha aparecido otro turco, pistolero a sueldo que dice conocer la conspiración, y vuelve a ofrecer la versión única de la trama.

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La celebración de un juicio era el medio de probar las abrumadoras afirmaciones de Alí Agca de que una superpotencia había escogido a un turco fanático para librarse de Juan Pablo II.

Su relato era suficientemente convincente como para justificar este juicio. Si su testimonio no ha servido para probar la conexión búlgara, al menos ha dado peso a una simple hipótesis: que las raíces de la conspiración están en Turquía.

En sus años de estudiante, Alí Agca se un¡ó a un grupo terrorista islámico, los Lobos Grises, que pretendía acabar con la democracia en Turquía.

Convicto en 1979 por el asesinato del director de un periódico liberal de Estambul, logró escapar de la cárcel. Entonces envió una carta al periódico de su víctima en la que decía: "Los imperialistas occidentales, temerosos de que Turquía y sus hermanas, las naciones islámicas, puedan incrementar su poder político, militar y económico en Oriente Próximo, han enviado a Turquía en este momento crítico al Comandante de las Cruzadas, Juan Pablo, encubierto como jefe religioso. Si esta visita (...) no es cancelada, yo, sin ninguna duda, asesinaré al Papa-Jefe".

¿Explican su proeza estas fogosas palabras? Lo que ahora parece más verosímil es que intenta ampliar la conspiración y magnificar su importancia.

Es también posible que haya tenido contactos con agentes búlgaros en materia criminal, pero sin relación con el Papa o con el Kremlin.

Estas cuestiones deben ser corroboradas independientemente. Investigar este trasfondo puede también demostrar que Bulgaria dio asilo a los Lobos Grises, que abandonaron Turquía cuando los militares tomaron el poder en 1980.

Aunque Alí Agca esté fingiendo por razones de locura o cumpliendo órdenes, puede darnos algunas respuestas sobre el grupo terrorista de extrema derecha los Lobos Grises y sus conexiones con la Bulgaria comunista.

16 de agosto

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