Reportaje:

'Batalla' por el desnudismo en Tenerife

En vísperas del juicio, el 5 de septiembre, de los 14 detenidos en la playa de Castro de Baroña (Galicia) hace dos años, la batalla por el desnudismo es la serpiente de verano en Canarias. Partidarios y detractores del destete femenino protagonizan en Tenerife, con la llegada del calor, un pulso que tiende a decantarse hacia el lado de los naturistas. Un plan de recogida de firmas y la intervención de la Policía Nacional han sido los argumentos utilizados para disuadir a quienes reivindican, con humor, libertad para exponer el cuerpo entero al sol.

El eje Galicia-Canarias, unido por...

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En vísperas del juicio, el 5 de septiembre, de los 14 detenidos en la playa de Castro de Baroña (Galicia) hace dos años, la batalla por el desnudismo es la serpiente de verano en Canarias. Partidarios y detractores del destete femenino protagonizan en Tenerife, con la llegada del calor, un pulso que tiende a decantarse hacia el lado de los naturistas. Un plan de recogida de firmas y la intervención de la Policía Nacional han sido los argumentos utilizados para disuadir a quienes reivindican, con humor, libertad para exponer el cuerpo entero al sol.

El eje Galicia-Canarias, unido por el Atlántico, se propone poner cerco a los nuevos Torquemadas de la Inquisición, señalan fuentes ecologistas insulares. Hace algunas fechas, un colectivo de ciudadanos que no reconocía ninguna vinculación política o religiosa lanzó una campaña de recogida de Firmas en Santa Cruz de Tenerife para solicitar al alcalde de la ciudad que prohibiera el uso del top-less (monoquini) en la playa de las Teresitas, principal zona de esparcimiento de la citada ciudad."Por una playa familiar" era el lema de unos redentores de nuevo cuño que se habían propuesto, entre otras cosas, convertir la playa en "reserva insular de las buenas costumbres" y "acabar con la ola de erotismo que nos invade". La reacción de los desnudistas no se hizo esperar. Dos organizaciones nacidas en las dos provincias del archipiélago (Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria), con nombres alusivos -Platanito Pelado y El Guanche Despelotado-, lanzaron la contraofensiva con mensajes paralelos a los de sus rivales: "Por una playa nudista y familiar" y "Ia familia que se desnuda unida permanece unidá".

Interés de la opinión pública

La polémica, no exenta de humor, ha ocupado las primeras páginas de los diarios locales y el principal interés de la opinión pública. Para los ciudadanos de unas islas volcadas al negocio turístico, la cruzada de Las Teresitas no pasa de ser, sin embargo, un episodio novelesco.Quien verdaderamente le ha concedido importancia al asunto ha sido el gobernador civil de la provincia, Antonio Martinón. Ante una convocatoria, la pasada semana, de las dos organizaciones citadas de una marcha de desnudistas que tenía como meta la playa de Las Teresitas, la citada autoridad ordenó un amplio despliegue de la Policía Nacio nal, quienes controlaron desde lugares estratégicos, prismático en ristre, las evoluciones de los desnudistas en una playa próxima, Las Gaviotas, de donde debía partir la columna de bañistas sin ropa. Los agentes terminaron confundiéndose con los grupos de curiosos que aguardaban en las laderas del lugar el paso de la cabalgata desnudista.

Las sanciones anunciadas por el Gobierno Civil (multas de hasta 30.000 pesetas y, en el peor de los casos, arresto mayor y la advertencia de que "los cuerpos de seguridad tienen orden de poner a disposición judicial competente a todas aquellas personas participantes en el acto mencionado".) aconsejaron a los convocantes dejar para mejor ocasión el golpe de efecto. "No se puede seguir defendiendo la castidad y la pureza con medidas de presión tan desorbitadas", declaró Miguel Cancio, portavoz de la Coordinadora Nudista y Ecológico-Radical, acostumbrado como está a que el gobernador civil de La Coruña, Domingo Ferreiro, "protege a los nudistas cuando se produce alguna contingencia".

El conflicto del top-less en las Teresitas, una playa artificial de arenas rubias traídas del Sáhara que se extiende a lo largo de dos kilómetros y a 10 minutos en automóvil desde el centro de la ciudad, ha resucitado el debate del desnudismo en el país. Imitar a Adán y Eva en playas no autorizadas está tipificado en el Código Penal español como un delito contra la salud pública. Los ecologistas gallegos se han dirigido al Rey y a los ministros de Interior y de Transportes para solicitar la despenalización del desnudo. Argumentan que Grecia posee su ley desnudista y hasta los marxistas yugoslavos lo han autorizado.

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Francisco Rodríguez Barreda, portavoz de los verdes, considera que el top-less es signo de europeísmo. Su partido acaba de solicitar al alcalde de Santa Cruz que apruebe el uso del monoquini en las Teresitas y la práctica del desnudo total en Las Gaviotas, separadas ambas por escasos kilómetros.

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